Quatervois: Palabra de origen francés para referirse a aquel punto de inflexión decisivo en la vida de una persona.
MelissaVigilo los pasos de mamá que va de un lado a otro organizando todo. Estoy ansiosa porque se vaya ya. Le he pillado desde ayer hablando con papá sobre pasar la noche fuera para celebrar su aniversario. Dejé de escribir y organicé los libros que ocupan la mesa apilándolos uno encima de otro. Colgué la llamada entrante provocando que mi teléfono deje de vibrar encima de la mesa. Odio el sonido de los teléfonos cuando reciben una llamada, son demasiados molestos, debido a eso el mío siempre lo mantengo en silencio o en vibrador. Mi hermano se queja ya que, cuando no lo tengo encima, me pueden llamar unas trescientas veces y yo ni me entero.
---Melissa ---mamá entró al comedor seguida de mi hermano. ¡Es la hora! Mi hermano me hace una seña con el dedo indicando que todo está saliendo según lo planeado---. Tú papá y yo saldremos a una cena. ¿Vienes con nosotros? Tu hermano no quiere ir ---hizo una mueca.
---Ya dije que no. Es su vigésimo aniversario. Deberéis pasaros bien entre vosotros.
---Concuerdo ---apoyé---. Mi hermano y yo debemos estudiar.
Marcos me guiña el ojo sin que mamá se dé cuenta y yo le saco el pulgar indicando que todo parece estar saliendo de acuerdo lo planeado.
---Es verdad. Mañana tengo evaluaciones y no creo que el profesor lo deje fácil. Ese morro ama poner las peores comprobaciones del mundo.
---Nos iremos ya ---anunció---. Me iré tranquila sabiendo que estarán bien.
---No os preocupéis, má. Entre mi hermana y yo nos cuidamos la espalda.
Despedimos a mamá y papá y cuando el auto desapareció de nuestra vista nos miramos y sonreímos.
---Finalmente casa sola ---Marcos se acostó en el sofá---. ¿Quieres ir a una fiesta? Me acaban de invitar a una y no es muy lejos de aquí.
---Ve adelante, te alcanzo luego.
---Bueno, te pasaré la dirección. Iré a arreglarme.
Mi teléfono vuelve a vibrar encima de la mesa y esta vez atiendo la llamada.
---¿Dónde estás? ¿Podemos vernos ahora?
Hemos quedado en vernos por la noche, después de las ocho, pero revisando la hora solamente son las seis. Su voz no suena muy animada pero se oye mejor que cuando me llamó esta tarde. Daniel es como un libro de crucigramas, si no tienes cuidado terminarás perdida tratando de encontrarle una solución a los puzles.
---Estoy en mi casa. ¿Puedes llegarte hasta acá? Mis padres salieron y mi hermano está a punto de irse también. ¿Te parece bien? ¿Recuerdas la dirección o tengo que pasártela? ---¿Desde cuándo tengo que dar tanta información?
---Estoy a una cuadra de tu casa. Espérame.
Colgó la llamada dejándome sin habla. ¿Ya está aquí? Salí al frente comprobando que su auto se encuentra parqueado en la cuadra anterior.
---Seguro que a ti te ha sonado muy buena idea llamarme cuando estás a una cuadra de mi casa ---le reprendí---. ¿Y si mis padres hubieran estado aquí? Mi hermano sigue sin irse. ¡No puedes simplemente venir sin avisar!
---¿Ya acabaste?
---Te estás pasando por el culo todo lo que te estoy diciendo.
---Y por las bolas también ---rodé los ojos y le dejé entrar en la casa luego de comprobar que mi hermano no anda en el comedor---. Respondiendo todo tu regaño sí me ha sonado buena idea, puedo y vine sin avisar y por último, si tus padres hubieran estado buscas una excusa para salir, te escapas, algo, y nos marchamos.
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Sol de Invierno
Teen FictionAunque todo esté perdido siempre habrá aquel rayito de luz que nos ilumine para saber tomar el camino correcto. ‹‹ Jamás te llamaría mi vida, tú eres mucho más que este desastre. ››