Capítulo 13

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La mañana ya estaba presente, poco a poco el terreno se fue aclarando más y las lámparas de cada rincón no tardaron en apagarse anunciando un nuevo día.

Takemichi se removió fastidiado en su lugar, abrió los ojos molesto por la luz que debido a la ventana, le llegaba directamente a la cara y se dispuso a levantarse para cerrarla y dormir un poco más.

Pero recordó que en su cuarto no había ninguna ventana.

Examinó sus alrededores y cayó en cuenta de nuevo, de que no estaba en su casa, ni en otro país.

El día anterior, mientras Draken había invocado una reunión para todos los miembros de la ToMan e informar sobre la situación actual, recibió esa habitación doble para quedarse con Tadashi y descansar porque ya era muy tarde.

No ahogó el suspiro de derrota que soltó mientras volvía a posar su mano sobre el parche en su cuello, todavía todo le parecía un mal sueño, pero lamentablemente no lo era y debía acostumbrarse a ello.

Dirigió su mirada al futón en el suelo, Tadashi estaba ahí, aún acurrucado en las sábanas y pegado al calor que había dejado en el colchón. El cachorro se removió un poco, la luz estaba por llegar a sus ojos.

Takemichi se acercó a la ventana y la cerró de una vez, volvió a su mismo lugar y se agachó hasta el menor depositando un beso sobre su frente.

Cuando iba a levantarse otra vez, la pequeña mano de su hijo lo detuvo.

— ¿Papi? —preguntó adormecido— ¿A dónde vas?

—Saldré a caminar un rato, no te muevas de aquí.

—Okey... —respondió Tadashi disminuyendo la presión de su agarre.

El mayor cubrió más al pequeño con una sonrisa en el rostro, quizá no estaban en Filipinas, pero al menos estaban juntos y eso era lo único que le importaba.

Se puso una chamarra que sacó de su maleta —entregada el día anterior— y salió en busca de despejar un poco sus pensamientos.

Esta especie de refugio o establecimiento, era tan grande que podía jurar que no estaría tan lejos de ser categorizada como una mansión.

Los jardines fuera del piso empedrado daban mucho que decir, lucían sofisticados y bien cuidados, nadie pensaría que ahí se ocultaba o se resguardaba una de las organizaciones más peligrosas de Japón.

Corrección, la organización criminal más peligrosa de Japón.

¿Hubiera podido evitar algo si se daba cuenta a tiempo de lo que estaba pasando con la Tokyo Manji en el pasado? ¿Por qué Mikey abandonó su sueño de convertir y crear una nueva era de delincuentes a darle igual y llevar a la ToMan hacia donde está?

De repente, una mano se posó en su hombro y gracias a sus buenos reflejos pudo doblarla y dar la cara a quien quiera que estuviera enfrentando.

—Agh, disculpa, no quería asustarte-

—Chifuyu eres un idiota, casi me da algo. —Takemichi lo soltó y se agarró el pecho.

—Lo siento, lo siento. —se disculpó una vez más con una sonrisa que expresaba dolor, y no era para menos por el casi desmembramiento de recién.

— ¿Lo hice muy fuerte? ¿Te duele mucho?

—Sí, no me interesa ¿A ti te duele? —preguntó el alfa señalando el parche de su amigo.

—No, ya no —Takemichi tropieza con una roca y Chifuyu se burla, así que decide perseguirlo un rato. Entre risas y quejas pasan un buen momento recordando los viejos tiempos.

Unión Despreciable [MikeTake]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora