En realidad nunca he tenido amigos. Sin contar a Alex, claro.
No soy de esas personas que se rodean de un grupo de gente que comparte ideas, se preocupa por los suyos y cosas así. Ya tengo suficiente con cuidar de Alex y preocuparme por ella, con ella no me aburro nunca y eso es suficiente.
Pero desde la fiesta de aquel sábado con Dylan y Zoe, hace dos semanas, formamos una especie de grupo de amigos.
Me integré más con ellos y me di cuenta de que los amigos no se buscan, aparecen sólos. Apareció Billie de repente, luego Dylan como nuevo alumno del Castlemont, el chico nos cayó bien y resultó ser el hermano de la mejor amiga de Billie.
Y ahí se formó.
Ahora pasábamos más tiempo juntos y cuando todos podíamos visitábamos a Billie mientras trabajaba por las tardes. Cuando la rubia venía a casa me bajaba al salón con ella y mi padre para hacer la tarea con ellos, y fué ahí cuando nos conocimos un poco más.
Conocí a los padres de Christian hace unos días y me presentó como una amiga, por suerte. Parecían simpáticos, pero los analicé un poco y supe que eran de esas familias que cuando aparece un invitado actúan como si fueran la familia más feliz de Oakland, y cuando el invitado se va, el drama vuelve.
Además, Chris me lo cuenta todo. Sabía que su padre es un borracho.
Por primera vez veía que Christian sí está interesado en mí de verdad, y al final consiguió que tuviera esas pequeñas ganas de verle en el instituto. Pero los amigos son lo primero, y muchas veces he cancelado planes con Christian para irme con ellos.
Aquello parecía molestarle, pero no me lo decía directamente.
Ahora estaba comiéndome un helado con él en un parque del centro, de esos concurridos y donde la gente se cree atleta por un día.
--Cuéntame algo, ¿no? --lo escuché a mi lado.
Bloqueé la pantalla y lo miré.
--¿Qué quieres que te cuente? --pregunté. --Lo sabes todo.
--Mmm... nunca me has hablado de tus exs. --contestó.
Lamí la bola de chocolate.
--No tengo. --contesté. --Háblame tú de Josephine.
El nombre de la chica pareció ponerlo en alerta.
--¿Qué quieres saber? --preguntó pasando su brazo por mi hombro. --Casi no hay nada que contar, sólo salimos durante tres meses.
--¿Quién lo dejó? --quise saber.
--Ella. --contestó. --Fué porque creía que yo...
Encendí mi teléfono, tenía un mensaje de Dylan.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
