Capítulo 26

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Mi capítulo favorito hasta ahora.

Disfrútenlo y no olviden darme su apoyo con la estrellita de ahí abajo! <3

Les quiero:3

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12:05am
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Muchos nervios. Eso sentía.
Iba a ocurrir mi primera vez con una chica y no era una chica cualquiera... Era ella, la persona que más nerviosa me ha puesto en toda mi corta vida.

Tenía miedo de no hacerlo bien, de que no le gustara, y al ser su primera vez con una chica también tenía miedo de que no fuera lo que ella esperaba.
Pero ahí estaba, estirada en la cama con ella sobre mí en ropa interior.
Nuestro pijama había desaparecido hace rato, las luces estaban apagadas y nadie duerme en sostén.

Iba a colapsar ahí mismo.
Eran tantas sensaciones nuevas...

Sus besos comenzaron a bajar por mi cuello y no se detuvieron hasta que llegaron a mis pechos.
Sabía que me estaba mirando porque tenía las manos enredadas en su nuca y sentí que levantó la cabeza.

--Ni se te ocurra parar. --le pedí.

Y continuó, y cuando sus labios atraparon uno de mis pezones encurvé mi espalda y apreté mis labios para no emitir ningún sonido.
Continuó bajando lentamente por mi abdomen, rodeó mi ombligo de una manera muy sexy y sentí sus manos buscando la tela de mi última prenda para bajarla.

Lo hizo y me sentí expuesta, pero no me importó porque en ese momento lo único que quería era que no dejara de hacer lo que estaba haciendo.
Me desnudó por completo y pausó para hacerlo ella también, y cuando lanzó su ropa interior al suelo gateó hasta quedar cara a cara conmigo.

--¿Estás segura? --susurró.

Sus labios hicieron cosquillas en los mios cuando me habló de tan cerca.
Sus manos estaban apoyadas una a cada lado de mi cabeza, nuestros cuerpos aún no se tocaban.

--No he estado más segura de algo en mi vida. --contesté bajando mis manos por su espalda.

--Yo tampoco.

Y se dejó caer suavemente sobre mí a la misma vez que volvió a besarme, pero tuvimos que pausar el beso porque cuando nuestros cuerpos entraron en contacto fué tanto el placer, que tuvimos que suspirar.

No sabía qué tenía que hacer, pero mi cuerpo hablaba por sí solo y comencé a mover mis caderas.
Fué ahí cuando me di cuenta de que su muslo estaba justo sobre la roza que la reclamaba.
Y el mio también.

Continuamos con esos movimientos tan nuevos y placenteros.
Se le escapó un gemido. El sonido más maravilloso que jamás había escuchado.

--Tenemos que tener cuidado. --susurré como pude. --Mis... mis padres.

--Lo intentaré. --susurró de vuelta.

Creo que no había estado tan mojada en mi vida.
Creedme.

Llegó el punto en el que no aguantaba más, necesitaba sentirla más. Quería más.
Así que llevé una de mis manos a su nuca y la otra la intenté colar entre nuestros cuerpos.
Seguí mi instinto, tampoco tiene que ser tan difícil, ¿no?
Ella cedió y me dejó paso, y tuve que morder mi labio inferior para acallar aquel gruñido porque justo cuando la toqué ella también lo hizo.
Adoré esa complicidad sin necesidad de hablar.

El reto de no hacer ruido lo cumplimos a un 90%, pero en ese rato no pude pensar en nada más que en lo maravilloso que fué poder sentirla en toda su esencia.
Siempre había estado segura de que el sexo no es más que intercambiar placer y deseo.
Pero no, es mucho más que eso.
Con ella sentí que era libre y que no tenía por qué reprimir nada, y ese miedo del principio ambas lo perdimos al momento.

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