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La presión que ejercías sobre la hoja con el lápiz estaba dejando una marca muy clara en el papel, hasta el punto en que el grafito empezaba a romperse, pero poco importaba en ese momento. Era tal tu enojo que estabas a punto de quebrar el lápiz en si, pero también poco importaba.
Simplemente no podías terminar de comprender lo que había pasado en la clase anterior.
En la clase de historia, desde hace unos días ha estado dando clase una maestra sustituta debido a que la docente de tu salón estaba en casa cuidando de su recién nacido, pero no habia forma en que te agradara. Era terriblemente tirana.
Hace unos días se les había aplicado un parcial sorpresa; te asustaste un poco por que no habías prestado mucha atención a las últimas clases debido a la actitud de tu docente pero confiabas en lo que sabías una buena parte de los temas.
No, grave error.
Las ganas de llorar eran tan inmensas que apenas podías contener el temblor de tu labio mientras tus ojos se aguaban. Intentabas no mirar la carpeta donde habías guardado las hojas del parcial, pero realmente no hacía falta, pues la calificación reprobatoria pasa claramente en tu cabeza.
Lo peor de todo es que habías comprobado las respuestas que marcó como erróneas y, en efecto, estaban incorrectas. Tal vez algo mal escritas debido a que no recordabas con exactitud la fecha o el nombre completo del personaje, y aunque se entendía lo que querías poner, estaba mal.
— Es muy mala enseñando, pero tiene un conocimiento acertado. Se lo sabe al pie de la letra —tu pensamiento te hizo rabiar más, y las acciones que pudiste haber cambiado invadieron ahora tu cabeza.
— Si hubiera repasado de mis apuntes... Si hubiera prestado más atención... Si le hubiera dedicado algo de tiempo... Ella tenía razón, yo soy la que tuvo el error.
Y te echaste a llorar en silencio.
Y mirando desde el otro pasillo, Tsukishima se ponía una mano en la frente, pensando en las palabras que te diría regresando a casa.
Suponía que era una de las cosas que le desagradaba de su pareja: su perfeccionismo y, por consiguiente, su ansiedad por sus calificaciones. Y por mucho que había intentado relajarte, jamás logró sacar aquel temor que tenías. Y eso lo preocupaba.
Después de todo, es la razón por la cual estas en karasuno.
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