Especial Daddy Los objetos de su hijo que, según Tsukki, son necesarios.
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Por fin regresabas de aquel viaje de trabajo que tu jefe te había obligado a ir. Apenas había sido si quiera una semana pero lo sentiste como años. Querías llegar a tu casa y abrazar con fuerza a tu marido e hijo.
— Ya llegue —dijiste algo más eufórica de lo normal cuando cruzaste la puerta de la entrada. El aroma de la comida, proveniente de la cocina, no pudo hacerte sentir más feliz; y para finalizar, Kei saliendo del lugar con una pequeña sonrisa.
— Ven aquí —Tsukishima abrió sus brazos en cuanto te vio y exclamó con voz suave que te acercarás, cosa que no lo pensaste dos veces. Te sorprendías a veces del calor tan abrazador que irradiaba el hombre, te hacía sentir querida y en calma.
— Los extrañe mucho.
— Solo fueron 5 días.
— Se sintieron como 5 años.
La leve risa de Tsukishima inundó tus oídos. Y mientras él acariciaba tu cabello, no pudiste evitar preguntarte por qué la casa estaba en silencio.
— ¿Dónde está el niño?
— Tenías que arruinar el momento —su risa incrementó cuando sintió el pequeño golpe que le habías dado como regaño— Esta durmiendo en el cuarto.
Ambos se separaron y caminaste hasta la recámara del bebé con cuidado de no hacer ruido pero no te imaginaste que al pasar por la puerta te encontrarías al pequeño—que por cierto, es igual a su padre—acostado encima de un sillón con forma de dinosaurio. Objeto que no estaba antes de que te fueras.
— Kei, ¿qué es lo que le compraste al niño? —preguntaste cuando regresaste a la sala. El mencionado soltó una sonrisa de satisfacción.
— Está lindo ¿no? Está montando un triceratops.
— ¿Por qué?
— Era necesario —hiciste una mueca extraña ante la respuesta de tu pareja, no sabías cuántas veces habías escuchado esa respuesta con todas las cosas que ha comprado para tu hijo.
— A mi se me hace que solo estas cumpliendo tu fantasía de niño.
— También puede ser parte de la motivación.
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