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Te encontrabas sentada cerca de la orilla del lago negro, lejos del bullicio de los alumnos que recorrían los pasillos para llegar a sus correspondientes clases. Suerte para ti ya que el profesor Snape se enfermó y les dieron sus dos horas de clases libres, no sabias que podías llegar a hacer si compartías dos horas sentada en el mismo escritorio que el odioso de Malfoy.
Respiraste con tranquilidad, inhalando la brisa fresca que chocaba con tu cara mientras sujetabas levemente el pergamino donde estabas dibujando para que esta no saliera volando. Estabas tan sumergida en tu mundo que no te diste cuenta que alguien se acercaba a ti.
—Dai ¿qué haces por aquí?—te volteaste ante la aguda voz que te llamo encontrándote con Hitoka cargando a su malhumorado gato.
La chica de Gryffindor se sentó a tu lado para poder hablar mejor.
—Tuve horas libres porque Snape se enfermó—contestaste. Viste como la rubia se rió ligeramente ante tus palabras.
—No se enfermó—dijo entre risitas—. Tanaka y Nishinoya le pusieron un paquete entero de píldoras vomitivas en un panquesito que le dieron.
Abriste los ojos con sorpresa; esos dos alumnos de quinto eran conocidos entre las cuatro casas y profesores por sus bromas pesadas pero no te imaginabas que hicieran algo así en contra de algún profesor.
—Oí que perdieron una apuesta contra unos alumnos de séptimo—añadió Hitoka.
—Algún día los terminaran expulsando del colegio—respondiste mientras acariciabas el cabello amarillento del gato, el cual estaba mal recortado y parecía que tenia cabello de hongo.
—El día que suceda eso Filch sera el hombre más feliz del mundo—volvió a reír Hitoka—. Cómo sea, ¿vamos a comer?
Ambas empezaron a caminar hacia el gran comedor para picar un poco de comida mientras hablaban del torneo de los tres magos y el baile de invierno.
—¿Ya tienes una pareja para el baile?—preguntó de la nada Yachi. Tu acomodaste tu capa de color amarillo con vergüenza.
—No... la verdad, no estoy segura de ir.
—¡¿Eh?! ¿Por qué no?—casi gritó Hitoka ante lo que dijiste.
Hiciste varias muecas de vergüenza y disgusto a la par que jugabas con tus mangas.
