Especial Daddy Tsukishima es el tipo de padre que no le molesta mostrarse en público con su bebé.
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En algún restaurante de Japón, un gran grupo de personas se reunieron para reencontrarse y hablar de cómo les ha ido la vida, recordando de paso algunos momentos memorables que pasaron juntos.
El viejo equipo de voleibol de Karasuno decidió reunirse ese día para dar señales de vida y presumir de los logros que han tenido. Bueno, por lo menos la gran mayoría del equipo.
— Ey, Yamaguchi —habló Daichi— ¿Tsukishima no te dijo si iba a venir al final?
— Le mande un mensaje antes de venir, pero no contesto —respondió el mismo.
— Vaya, no ha cambiado con los años —comentó con gracia Tanaka, tomando de su copa de cerveza en el proceso.
— Yo creo que si —contraatacó Sugawara— Si no hubiera madurado no nos hubiera invitado a su boda.
— ¡Nah! Yo creo que eso fue de parte de Dai —reclamó Hinata, comiendo animadamente los rollos de sushi que tenía.
La conversación siguió sin problemas por unos minutos más, hasta que se oyó el tintineo de la campana, anunciando que alguien había llegado al establecimiento. Como buenos chismosos, todos voltearon con dirección a la puerta para ver quien había llegado, topándose con su viejo compañero faltante.
— ¡Oh! ¡Tsukishima! ¡Por aquí! —habló Nishinoya en voz alta, alzando su brazo para que los identificara. El hombre los vio y se abrió paso con cuidado entre las mesas, haciendo que los demás se preguntasen del porqué tanto cuidado.
Pero sus dudas se respondieron rápidamente al ver una carriola de bebé aparecer del camino. Y claro, con un niño en el.
— ¡Oh Dios mío! —gritó sorprendido Tanaka mientras Shimizu y Hitoka se acercaban al carrito para apreciarlo mejor.
— ¡¿Cómo que ya tienes un hijo?! —se unió al infarto Hinata, señalándolo como si hubiera hecho algo malo.
— No sabía que ibas a traer al pequeño Haruka —mencionó Yamaguchi; el ya había visto al niño de sobra, después de todo era su padrino.
— Dai está ocupada con su editorial y no quiero a dejarlo con una niñera —respondió casual el rubio. Él ya estaba mentalizado para la reacción de sus compañeros ex-compañeros.
— Que lindo —respondió Shizumi mientras Yachi jugaba con las manos del pequeño, asintiendo eufórica ante la sonrisa del bebé.
— ¿Lindo? —preguntó Kageyama sin levantarse de su sitio. Cuando Kei se sentó en la silla restante, acomodando la carriola cerca de él para que no estorbara, se estiró para echar un vistazo al niño— Se parece a ti.
Tsukishima alzó una ceja con duda ante sus palabras.
— ¿Gracias?
— No era halago, más bien, siento pena por Dai —se burló de nuevo el de pelo negro— Pobre, cargó con él 9 meses y se parece al amargado de su padre —el hombre había extendido su mano para agarrar la suave mejilla del niño.
— Esperemos que sea como Dai en cuanto a personalidad —agregó Hinata, imitando a Kageyama en cuanto a apachurrar sus mejillas.
— Si van a hablar mal de mi, tengan el descaro de no jugar con mi hijo —respondió Kei quitando las manos de sus compañeros y agarrando a Haruka para posarlo en su pierna.
A pesar de la mueca tan seria que tenía Kei en la cara, el pequeño infante miraba a su alrededor con mucha curiosidad, haciendo un contraste bastante notorio.
— ¿De que te ríes, Tobio?
— No te puedo tomar en serio con semejante niño en tus brazos.
Tsukishima le miró mal.
— La paternidad no es un juego Kageyama pero creo que no lo entenderías —después de eso su mueca cambio a una con burla— Sigues teniendo la personalidad de una tabla y la madurez de un puberto de secundaria.
— Jodido idiota.
— No groserías enfrente de mi hijo, rey de la cancha.
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