❛INTERES❜

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Empezó a sonar mi alarma.
Me pare de inmediato a quitarla ya que odiaba esa canción, siempre funcionaba despertar temprano al escuchar esa basura.

Me desperté a las cinco de la mañana. Seguía con demasiado sueño, aún así tuve una pelea conmigo misma para ver si dormía o me arreglaba para ir a estudiar.

De repente mi otra yo misma me dijo que si no estudiaba perdería el año, y bueno, es peor repetir el año que repetir tareas y talleres.

Me fui al baño de mala gana, en mi casa solo hay agua fría, y el chorro parecía que tiraba hielos. Metí mi cabeza inmediatamente al chorro y empecé a ponerme shampoo, después de eso empecé a bailar para no temblar o quedar congelada.

Para mi mala suerte casi me caigo, por suerte no me caí yo, se cayó una cosita dónde se ponen los shampoo y los acondicionadores. Algo que costó dinero, así que cuando se den cuenta me matarán.

Agarre la toalla y la envolví en mi cuerpo, siempre que me terminaba de bañar me miraba en el espejo, porque así se me subía la autoestima.

Me arregle y desenrede mi pelo, pero claro, no me hice una trenza ni nada así, siempre me gustaba tener el pelo suelto para después hacer lo que se me de la gana con el.

Después de terminar de arreglarme ví la hora, estaba demasiado temprano, pero como no me gustaba que las personas me vieran decidí irme más temprano.

Corrí hasta llegar al colegio y pise caca de perro, sabía que mi día hoy sería de suerte.

Empecé a limpiar mi zapato con el suelo para que saliera, ya que no pise mucha.

Seguí corriendo y por fin había llegado, estaba esperando que la señora diera orden para entrar pero se quedó para ahí como medio año.

Sentía que mi día hoy sería un asco, hasta que ví a un hombre

UN HOMBRE TAN HERMOSO!

No era alto, tenía ojos de un color café, pelo largo, cara de qlo porque se veía que odiaba a todos, su forma de caminar era como la de un drogo sin futuro, y para terminar, su pelo se veía súper despelucado.

Era lo suficiente para sentir millones de flechas atravesar mi corazón.

¿Amor a primera vista?

Yo confirmo que eso existe.

- Ya pueden pasar. - Dijo aquella señora que tenía cara de querer matarse a ella y a todos.

Fui la primera en entrar, parecía un pollo yendo por el gusano que le trajo su mamá..¿Es gallina o pájaro? ¿Pollo? ¿De qué estoy hablando?

Seguía pensando en si era gallina o pájaro, mientras caminaba hacia el salón. El salón quedaba en las puertas del cielo, pero raramente cuando entrabas entrabas al infierno.

Empecé a subir las millones de escaleras, sabía que esto tenía su lado positivo.
Pero, ¿cuál es?

Termine de subir las escalas y entre al salón, me quedé viendo el salón de al lado, me parecía injusto que ese tuviera televisor y el de nosotros no tenga ni todas las sillas.

Me recosté y cerré los ojos un rato, pero después los abrí porque quería tener mi celular.

Agarre el celular y busque mi jueguito de preguntas. Las preguntas eran un asco, siempre que respondía algo no me lo válida, pero claro, al otro sí.

Mire al salón de al lado deseando estar en décimo aunque ya estaba perdiendo el año, sí, perdiendo el maldito año.

- Oh, Sosteila, estás aquí. Bienvenida. - Dijo una profesora y comenzó a reír.

Sí sí, que chistosita. - Hola.

- ¿Qué tal estás? - Dijo la profesora ya poniendo sus cosas en un escritorio.

Voy perdiendo el año pero súper bien, obvio. - Bien, gracias por preguntar.

Personas empezaron a entrar al salón, pero, cuando mire de nuevo al salón que estaba al lado encontré ese mismo chico

Chocamos miradas

Nos miramos por un buen rato, a lo último el desvío la mirada, eso significa que había ganado el juego de quien quitaba la mirada pierde.

- Sosteila, la profesora no está en el salón de el lado. - Dijo Juan.

Juan era un chico de estatura pequeña, sonrisa de Chihuahua y tenía pelo de honguito. Me caía bastante bien, no hacía nada en clase ni me ayudaba, pero me hablaba de una buena manera.

Ni siquiera sabía que había empezado la clase, la profesora me estaba mirando con una ceja alzada.

Agache mi cabeza y empecé hacer ojos en toda la clase.

No me culpen
No sabía que estaban haciendo

Miradas con el chico raroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora