❛Declaracion❜

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— Nah, bromeo, les pregunto a ustedes. — Dijo Camilo.

— Idiota. — Dijo Benjamín.

Suspiré. — Debería volver a mi casa..

— ¿Volver a tu casa? — Pregunto Benjamín.

Asentí. — Tal vez mi familia ya volvio..

— ¿Y si no? — Pregunto Camilo.

Suspiré. — No pasa nada

— ¿Y tu madre? — Pregunto Benjamín.

— Ella...Da igual, no me interesa si muero o no, no me interesa lo que suceda conmigo, yo solo quiero volver a ver a mi familia. — Sonreí. — Aunque también me trataban un poco mal, familia es familia.

Familia es familia, y humanos son humanos, ¿a quién demonios le importa la familia? Si te tratan mal no debes pensar en ellas, y si vas pensar en ellas piensa en como los destruyes.

Debo dejar de decir algo y pensar otra cosa.

— La familia es algo importante, sin embargo, si tu familia no se preocupa por ti quiere decir que no eres importante para ellos, no debes preocuparte por alguien que no se preocupa por ti. — Dijo Benjamín.

— ¡Eso Benja! — Dijo Alexander con una papa en su boca

Camilo sonrió.

— Sosteila, ¿sabes? Tú...Podrías consideras mi casa como tu casa...Vives conmigo después de todo. — Dijo Benjamín desviando la mirada.

Suspiré. — Creo que estorbo demasiado.

— Hey, no digas eso..Eres muy importante para nosotros. — Dijo Alexander sonriendo.

Camilo asintió

Realmente me siento querida

Y se siente genial

Comencé a llorar.

— ¡Oye! ¿Por qué lloras? — Pregunto Camilo.

— Demonios...Nadie nunca me dijo eso
— Apreté mis puños en mis muslos. — Nunca tuve amigos, nadie nunca me dijo algo que no fuera "eres una rara" — Seguía llorando, con la cabeza agachada.

Benjamín puso mi mano en su cabeza.

— Nunca te dejare sola, Sosteila. — Dijo Benjamín.

"Nunca te dejare sola"...
Amo a ese hombre

Realmente
Realmente
Lo amo.


— ¡Qué bien! ¡Por fin salimos de aquí  — Dijo Alexander.

Sonreí.

— Tienes una linda sonrisa, Sosteila. — Dijo Camilo.

— ¿De verdad? Gracias. — Empecé a jugar con mis dedos

Cómo odio que me digan cumplidos

Pero, cuando ellos me los dan me siento bien.

— Muy linda.. — Murmuró Benjamín. Mirando hacia otro lado.

— Te escuchamos. — Dijo Alexander.

— No dije nada. — Dijo Benjamín.

Volví a sonreír.

Benjamín me miró, y también sonrió.

Ya habíamos llegado a la casa, la verdad es que haber pasado una noche en ese hotel fue aterrador, aún así pasaron cosas geniales.

Desde que los conocí, cosas geniales pasaron, realmente me gustaría agradecerles, sin embargo, me llegan pensamientos como "¿y si están fingiendo?" "¿Y si solo se quedan contigo por lastima y en realidad quieren dejarte de hablar?"

Mordí mi labio inferior y baje mi cabeza.

Yo sola me hacía inseguridades, logro entender el porque me tratan de esta manera.

Me lo merezco, y merezco que me traten peor.

Mi corazón comenzó a acelerar, me fui al baño y comencé a llorar.

¿Por qué? Bueno, la mayoría de veces me dan ganas de llorar solo por pensar algo o recordar algo, soy bastante llorona.

De verdad soy llorona.

Me odio

Comencé a comer mis uñas y a temblar, de verdad odiaba esto.

Tocaron la puerta, sin embargo, no abrí.

— Sosteila, ¿estás ahí? — Dijo una voz.
Una voz que reconocí inmediato.

No respondí, pero en realidad moría por responderle, moría por hacerle millones de preguntas.

— ¿Estás llorando, no? — Suspiró.

Seguí callada comiendo mis uñas.

Segundos después comenzó a contar cosas, cosas..¿Raras?

— Cuando tenía ocho años me disfrace de spiderman, pensaba que podía tener también sus poder y me tire a la pared, como pensé que sacaría telarañas no me preocupe mucho. A lo último me termine reventando la nariz. — Suspiró.

Deje de comer mis uñas.

Sonreí.

— Cuando tenía once años me enamore de una chica, una chica que no conocía..

Afortunada.
Aunque solo tenía once años

— Escuché su nombre, y quedé fascinado, era tan raro, lindo y poco conocido..."Sosteila"

Mis ojos se abrieron como platos, parecían apunto de salir, mi corazón comenzó a latir más rápido.

— Su nombre no salía de mi mente, y quería saber más, más y más de ella.
La dejé de ver un tiempo, ya que yo había entrado a la secundaria.
Moría por verla de nuevo, pero no la volví a ver.
Pero me volví a enamorar, de una chica diferente.

Quisiera decir que estaba bien, que me ponía feliz saber que le gusta alguien y tendrá una buena relación con esa mujer, pero, en realidad me comencé a sentir peor. ¿Por qué me dice todo esto?
No...¿Por qué no lo diría? Él no sabe nada de mí, no sabe mis sentimientos hacia él, no le intereso, solo debo aceptarlo.

— Cuando estaba en décimo conocí una chica, una chica que parecía emo.
Veía a todos con mala cara, tenía una mirada triste, pero también terrorífica.
Su pelo parecía la mujer del aro, tenía unas grandes ojeras, una piel algo pálida, básicamente de mi estatura, ojos de color miel, un pelo hermoso de un color espectacular, y por último..Unos labios hermosos, carnosos, que cuando ella sonríe, esos labios se ven tan jodidamente hermosos.
Hacen que me vuelva loco.

....
¿Por qué se parece tanto a mi esa chica?
Rasque mi cuello.

— ¿Me estás escuchando, estúpida?

— S-sí.
Bueno...Espero que sean fe-felices.

— Abre esa maldita puerta. — Se escuchaba furioso.

¿Y yo? Bueno, yo hice lo que pidió.

Suspiró. — Esa chica es una estúpida, hace que me vuelva loco, es una rara, ¡es una chica rara! — Frunció el ceño. — Y hace que siempre me enoje, joder, es insoportable.

— .. ¿Realmente te gusta? — Rasque mi cuello.

Qué agresivo.

— Eres una... —Suspiro. — Por eso no tienes novio, idiota. — Salió del baño y volvió a cerrar la puerta. Pero segundos después volvió y la abrió. — ...¿Quieres un té o algo? Tienes los ojos hinchados..

— ¿Te preocupas por mí? — Sonreí.

Asintió.

— ..¿De verdad? ¿No lo haces por obl-

— Joder, ya cállate.
No lo hago por obligación, después de todo nadie me obligaría hacerlo.
Además, ¿por qué no me preocuparía por ti? Te adoro, joder. — Frunció el ceño y sus mejillas empezaron a ponerse rojas.

Miradas con el chico raroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora