❛Nicol❜

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Benjamín

No sabía cómo explicarle que encontré el perro ya que Nicol era quien lo tenía.

Suspiré.

°°°

Estaba comenzando a llover, aún así me daba igual, debía encontrar ese perro.
Antes de todo quiero aclarar que lo hago por Sosteila y por el perro, ambos me importan, no solo Sosteila.

Seguía caminando y caminando.
Hasta que note a Nicol, estaba agachada tapando algo con unas bolsas de basura.

Me acerque para preguntarle si había visto al perro, pero bueno, al parecer no solo lo vio si no que también lo escondió.

Fruncí el ceño.

- Nicol..¿Qué crees que haces?

- Creo que no te quedó claro...Te dije que te alejes de esa mujer, y hazlo, si no quieres que le pase lo mismo que le pasó a tu hermana. - Sonrió.

- ¿Crees que cada día te quiero más si me dices cosas como estás? Solo te odio más.

- Sabes que le sucederá a esa chica si me dices ese tipo de cosas... - Frunció el ceño.

- Solo cállate y dame el maldito perro, ese no tiene nada que ver contigo.

- No te lo daré. - Volvió agarrar el perro.

Le agarre el pelo con fuerza y la tire para atrás. - Dame..El perro.

- ¡Suéltame!

- Dame el perro

Comenzó a llorar y me dió el perro

Joder, si que está loca.

- Espero que esto no se vuelva a repetir, Nicol. - Fruncí el ceño y me lleve el perro.

°°°


Entre a la habitación, ahí estaba Sosteila jugando con Benja.

- ¿A qué juegan?

- ¡Benja es mi esposo y yo soy esposa!

- Yo también quiero jugar.

- ¿Quieres ser el hijo? - Sonrió.

- No, vamos a jugar al papá y la mamá.

Su cara comenzó a ponerse roja, parecía un frijol.

Negó con la cabeza.

- Estaba bromeando.

Vamos a jugar algo... Simón dice.

- Yo soy Simón

- No.

- Sí.

- ¡No! - Fruncí el ceño y me senté en la cama. - Benja, Simón dice que le muerdas la cara a Sosteila. - Sonreí.

- No lo vuelvas agresivo, Benjamín. - Rodeo los ojos.

- Je, ¿por qué no? - Alce una ceja.

- Porque no quiero que se parezca mucho a ti. - Rasco su cuello.

- Tú.. - Fruncí el ceño.

- Oh, por cierto. ¿Tienes hambre?

- ¿Tú si? - Sonreí.

Asintió.

- Yo no.

- ¿Puedo comer?

- No me hables como si fuera un secuestrador y tú la secuestrada, ve y come.

- Acompáñame

- ¿Por qué?

Frunció el ceño. - Ya no lo hagas.

Sonreí. - Vamos.

Miradas con el chico raroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora