❛Novios❜

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Su corazón estaba demasiado acelerado y él estaba completamente inmóvil.

— Per-

— Yo te amo más, chica rara. — Me abrazo también

Suspiré. — Pero yo no te amo como...Una amiga. — Mordí mi labio inferior.

— ¿Ah, no?

Negué con la cabeza.

Encogió sus hombros. — Por mí eso está bien.

— ¿Por qué?

— Porque yo tampoco te amo como amigo. — Comenzó a sobar mi cabeza.

— Pf, ¿crees que soy un perro?

— Algunas veces te pareces a Benja — Comenzó a reír.

— ¿Yo?

Asintió. — Es como si fuera nuestro hijo.

Mi cara comenzó a arder. — ¿Hijo nuestro?

— Hijo nuestro.

— Eso es lindo — Sonreí.

— Deberíamos...¿Tener un hijo no perro? — Comenzó a jugar con mi pelo.

— ¿De qué hablas? — Reí.

— ¿No suena bien?

— Definitivamente no.

— ¿Vas a quedarte así?

— Ah, no. Ya me paro, lo siento. — Cuando estaba apunto de levantarme agarró mis manos y me volvió a tirar a él. — ¿Qué?

— Quédate así. Quiero dormir de esta manera contigo. — Beso mi cachete.

¡ME DERRITO!

— Pero dormiré mal, probablemen-

— Pero yo dormiré bien, así que silencio. — Frunció el ceño.

— ¡Oye! ¡Eso es muy descarado de tu part-

Puso una mano en mi boca.

— Sabemos que también vas a dormir bien.
Buenas noches, MI chica rara. — Agarro una sábana que estaba al lado y la tiró encima de mí.

Es incómodo dormir de esta manera
Pero es cómodo estar a su lado

Sonreí y cerré los ojos.

Abrí los ojos y estaba encima de Benjamín, al principio estaba agarrando señal pero después recordé lo que sucedió ; Una gran sonrisa se puso en mi rostro.

Me levanté pero la mano de Benjamín me detuvo.

— ¿A dónde vas? — Dijo un poco dormido.

— A la cocina, tengo sed.

— Vamos los dos.

— No, sigue durmiendo.

— ¿Qué diablos? ¿Te vas a ir a ver con Alexander o qué?

— ¿Qué tiene que ver Alexander? — Arquee una ceja.

— Todo

— ¿Qué es todo?

— Agh, solo vamos. — Se paró de la cama y agarró mi mano.

— Parecemos pareja

— ¿No lo somos?

Negué con la cabeza.

Él rodeo los ojos.

— ¿Puedo ser tu novio?

¡QUÉ LINDO!

Asentí.

— Gracias novia. — Apretó más mi mano.

Sonreí. — Ya llegamos, ¿quieres beber algo también?

Asintió. — No hagas mucha bulla, recuerda que Alexander y Camilo están amaneciendo aquí hoy.

Asentí.

Agarre un vaso y casi lo dejo caer

Joder

Por suerte Benjamín se hizo detrás de mí y agarró el vaso

— Perdón.. — Agache mi cabeza.

Él soltó una pequeña risa.
Puso el vaso en el comedor para después agarrar el jugo de naranja y servir un poco de él.

— ¿Ese es para mí? — Sonreí.

— No, es para mí. Sirve el tuyo. — Sonrió y comenzó a beber su jugo.

Borre la sonrisa de mi rostro y el comenzó a reír. — Ya te sirvo.

— No te rías tan duro, vas a despertar a todos. — Rodee los ojos.

— ¿Qué importa?

— No creo que te guste que te despierten, ¿o si?

— Solo me gusta que me despiertes tú

— Cállate. — Rodee los ojos.

— Al paso que vas te quedará un ojo mirando a un lado y el otro ojo mirando para el otro lado. — Saco su lengua.

— ¿Qué te importa? — Fruncí el ceño.

— Mucho, eres mi novia, no quiero que te suceda algo. — Sonrió.

— Da igual, dame el jugo. — Él comenzó a servir el jugo y yo me quedé esperando. Cuando ya lo sirvió estiró el jugo y yo lo recibí, me quedé esperando a que suelte el vaso pero no lo hacía, lo único que hacía era apretarlo más duro. — ¿Qué haces? Dame el jugo.

— Quiero algo a cambio.

— ¿Qué?

— Dame un beso

— No

— En el cachete, no debe ser en la boca. — Rodeo los ojos.

Tragué saliva. — Me voy a servir sola enton-

— Ya ya. — Me entrego el jugo, yo de inmediato lo agarre y lo bebí.

— ¿Está bueno?

Asentí.

Prendieron la luz de la cocina

Voltee a ver quién era

Miradas con el chico raroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora