❛ESCALERAS❜

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Me sentía mal.

No quería ir a estudiar, pero recordé que el iría a estudiar entonces me sentí bien.

Me pare de la cama ya con el uniforme puesto. Agarre mi mochila y me fui a estudiar.

Al subir las escaleras tropecé con una escalera.
Haciendo que me pegará con una espalda.

- Perdón. - Dije yo.

- ¿Uh?

Subí la cabeza y note que era Alexander. Tenía una papa en su boca.

¿Por qué comía papas a esta hora?

- Ah, eres tú.
Hola, ¿qué tal?

- Todo bien.

- Me alegra..
¿Subimos?

Asentí.

Subimos las escaleras, pero llegó el.

- Alex, Camilo te llama.

- ¿De verdad? ¿Dónde está? - Empezó a mover su cabeza en todas las direcciones para ver dónde estaba.

- Está abajo.

- Ah, está bien.
¡Adiós! Hablamos después, chica rara. - Se despidió con la mano.

¿Chica rara?
Bueno..

Asentí.

Mire a ver si el seguía ahí, y sí, estaba ahí. Me miraba, parecíamos en un juegos de "si cierras los ojos o quitas la mirada pierdes."

- ¿Qué estás mirando? - Se organizó el pelo y subió las escaleras.

Alexander subió corriendo de nuevo, y agarró el brazo del otro chico.

- Camilo no estaba ahí, lo estuve buscando por todos lados y no lo encontré.

- Era mentira. Camilo no vendrá a estudiar hoy, ¿no lo recuerdas?

- Pero entonces...

- Hablas demasiado. - Dijo jugando con su pelo y subiendo las escalas

Es un chico genial
Parece un Bad boy
Jajaja
Ahora de que estoy hablando...


Ya habíamos salido a descanso.
El estaba parado con una chica de pelo largo, piel un poco morena y ojos marrones.

Quería escuchar la conversación pero sabía que era de mala educación. Así que me dió igual y me arrime un poco para escucharla.

- ¿No puedes venir hoy a mi casa? Mis padres no estarán

Sí? A que bien.

- No

- Oh vamos, s-

- No

- ¿Por qué estás tan fastidioso?

- No

- ...¿Qué demonios? Me voy. - Bajo las escaleras.

Alexander se empezó a acercar. Tenía una rosa en su mano.

- ¡Chica rara! - Dijo Alexander y el chico raro lo miro.

- Hola - Puse cara de confusión.

¿Y este por qué ya me habla tanto?

- ¡Hola! ¡Ten! - Estiró su mano con la rosa.

- ¿Es para mí?

- Porsupuesto

- ¿Por qué?

- Por rara

- Ni siquiera sabes mi nombre

- Me agradas, agarra la rosa.

Asentí.

Es la primera vez que un hombre me daba una rosa, esperaba que fuera su amigo pero que se le va hacer.

Agarre la rosa y mire a su amigo. Tenía cara de poseído, estaba apunto de llamar a un exorcista. ¿Qué le había pasado?
Ni idea, pero me preocupa

- Hey, ¿estás bien? Tienes cara de Chucky. - Dijo Alexander para después reír.

- ¿Por qué le das rosas? ¿Tan rápido son cercanos?

¡Qué linda voz!

- Porque me agrada

Se me olvidó que a ella le gusta Alexander

Chucha

Me acerque a Alexander, no quería que ella pensará mal de mí.

- Perdón, no puedo aceptarla. - Se la di.

- ¿Uh? ¿Por qué? - Pregunto. - Ah, perdón, no puedo obligarte si no la quieres. - Agarro la rosa.

- Gracias. - Sonreí.

¿Para qué sonrió? Tengo tapabocas.

- Está bien. - Guiño un ojo.

- Camilo te está llamando. - Dijo su amigo.

- Oh vamos, ¿por qué quieres que me vaya? ¡Eres un mal amigo Benjamín!

Benjamín...

- Lárgate

- Pero-

- Lárgate

Alexander bajo la cabeza y se fue con un chico para después hablar.

Ah no, espera, ¿por qué se dan golpes?

- No le gustan niñas como tú. Le gustan las mujeres mayores. - Dijo chico raro.

- ¿De qué estás hablando?

- Te digo que el no saldrá contigo.

- Pero el no me gusta

- Ah, ¿no?

Negué con la cabeza.

- Bueno, de todas formas me da igual. - Tiro su pelo para atrás.

¡Qué lindo!

- Si te da igual no dirías ese tipo de cosas

- Solo es curiosidad

- Me da igual

- Odiosa.

- ¿Quién? ¿Yo?

- La vecina.

- Odioso

- Tú.

Después de eso terminamos diciendo "tú" por media hora, la verdad me tenía harta.

- ¡YA CÁLLATE! - Fruncí el ceño.

- Dramática. - Empezó a reír.

- Como sea. - Estaba por ir al salón pero el agarro mi brazo.

- ¿Cómo te llamas?
Alexander pregunta.

- Penélope

- ¿Tus padres no te quieren? - Empezó a reír, de nuevo.

Mi madre no

- Me llamo Sosteila

- Es un nombre raro.
Te queda

- ¿Por qué me queda?

- ¿Porqué es raro?

Fruncí el ceño.

Sentía que me volaba el pelo de la furia.

- Porqué es lindo. - Soltó mi brazo.

Volvió a echar su pelo para atrás y entro a su salón.

No entendí.

Miradas con el chico raroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora