❛Hospital❜

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Los días pasaban, el año se estaba yendo muy rápido.

Las cosas siguen iguales, bueno, solo un poco iguales. De Camilo ya tenemos buenas noticias, aunque no muy buenas. Está escondido en su casa para que su padre no le haga daño y, no sabe cuándo volverá.
Alexander sigue en el hospital, está bastante enfermo.
Y de Nicol aún no se sabe nada.

— ¿En qué estás pensando? — Pregunto Benjamín, poniendo una mano en mi cabeza.

— Estoy preocupada por Alexander y Camilo... — Lágrimas comenzaron a salir. Realmente los quería mucho. Benjamín comenzó a limpiarlas y agarró mi mano.

— Alexander es un chico fuerte, estará bien. — Suspiró. — Y de Camilo no puedo asegurar lo mismo, su padre es bastante peligroso, tal vez no lo volvamos a ver en meses..

Tragué saliva. — ¿Meses?

Asintió. — Meses.

Mordí mi labio inferior. — Estoy preocupada...

— No te preocupes, aunque sean meses....Tal vez esté bien. — Rasco su cuello.

Puse una sonrisa falsa. — Si tú lo dices.


Los días pasaban y pasaban, Alexander seguía igual o hasta peor. Él decía que quería morir, pero tenía razones para estar acá..Yo quería ir a verlo, pero Benjamín siempre se negaba.

Pero no, no voy a dejar que esto siga así.

Agarre un suéter y me lo puse, salí de la habitación y baje las escaleras, y ahora había recordado que yo debo irme en esto de esta casa.

Suspiré.

No le preste mucha atención a eso, solo seguí caminando, o mejor dicho corriendo. Baje todas las escaleras y salí de la casa, ahora estaba en búsqueda de un taxi.

Mal momento

Benjamín me estaba mirando con el ceño fruncido. Me miró de una manera asesina.

Joder, da miedo.

— ¡Be-Benjamín! — Puse una sonrisa falsa.

— ¿A dónde vas?

— Yo... Necesito ver a Alexander...Benjamín, por fav-

Sonrió. — Vamos.

— ¿Qué? — Arquee una ceja. Este chico realmente me confunde. Es muy raro.

— Vamos, antes de que cambie de opinión. — Frunció el ceño.

— ¡VAMOS! — Agarre su mano.

Pedimos un taxi, somos menores de edad pero....¿Qué se le va hacer?

Nos montamos en el, Benjamín tiene dinero guardado que le daba Camilo, así que ya lo tenía en sus bolsillos. Subimos en el taxi y fuimos al hospital.

Hablamos con una enfermera preguntando en dónde quedaba la 16, y bueno, nos guío.

— La chica es linda. — Me miro.

Mis ojos se abrieron mas de lo normal. Tragué saliva y pensé, "¿también soy linda para él?" Mordí mi labio inferior.

Sonrió. — Pensaba que te pondrías celosa, pero veo que te pusiste insegura.. Lo lamento. — Suspiró y puso una mano en mi cabeza. — Las demás chicas para mí son normales, me dan igual, sin embargo.. Para mí tu eres la única que se me hace linda, eres la única que me importa, la única que me gusta, la única con la que me quiero casar y tener millones de hijos. — Sonrió.

Mis mejillas comenzaron a arder.

Sonreí y me tire a él para abrazarlo.

— Vinimos para ver a Alexander, ¿no?

Rodee los ojos. — Si no quieres que te abrace solo dilo.

— Ahí vas de nuevo.
Vamos a ver a Alexander. — Quito mis brazos y agarró mi mano.

Hice puchero. — Está bien.

Entramos a la habitación, Alexander estaba sacándose un moco.

Sonreí. — ¿Estás pescando?

Sus ojos se abrieron como el planeta tierra y su boca hizo una "O"

Benjamín arqueo una ceja. — ¿Qué?

Sus mejillas se pusieron rojas. — ¿Qué hacen aquí?

— Vinimos a visitarte...

Desvío la mirada. — Ni que les importará.

— ¡Cállate! — Fruncí el ceño. — Desde que quedaste en este maldito hospital que te ayuda y no debería decirle maldito me preocupe por ti, solo que no podía venir. Siempre pensaba en si estabas bien o no, siempre pensaba en si comiste o no, siempre pensé en ti. ¡Eres un estúpido! Tal vez estabas enamorado o te gustaba, pero Alexander, no siempre puedes tener todo. Solo déjalo pasar, si yo no era para ti otra chica lo será.

Benjamín comenzó a aplaudir. — Bravo mi amor, casi me pongo a llorar.

Alexander comenzó a reír.

— ¡Bien! — Sonreí.

— Lo siento mucho, Sosteila.

— ¿Te duele algo?

— Todo el cuerpo y respirar me cuesta un poco.

— No vuelvas a fumar, por favor.

— No solamente fue por el cigarrillo, pero está bien. — Sonrió.

— Alexander, ¿sabías que Sosteila tiene una uña enterrada? Ella no cree que puede morir por eso.

Tragué saliva. — De solo imaginar cómo me la quitan siento dolor.

— Tonta.

Miradas con el chico raroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora