Bailando Entre las Sombras

161 26 2
                                    

—¡Mis queridos hermanos y hermanas! ¡El último baile de la noche! El último baile del año…

Con sus manos ensangrentadas, Alexandra nos apuntó a Sammuel y a mí, y supe que si no entrabamos al baile, ella haría que sus vampiros arremetieran contra los humanos en aquella habitación que aplaudían con un irreal fervor.

No me apetecía en lo más mínimo. Era otra farsa más y la noche llevaba varios sinsabores. No había conseguido ninguna de las respuestas que necesitaba y ella solo nos tenía allí como trofeos ante su gente. Quería hacerles saber a todos que podía obligarme a hacer lo que ella quisiera con un solo gesto de sus manos.

Hans entró al salón colgado del brazo de Taewon como la más cordial pareja.

—Bailen o ella matará a más humanos —susurró el pelirrojo colocándose frente al otro brujo en una de las dos largas filas en el centro de la habitación.

Estaba en un puro temblor, pero la mano recia de Sam me llamó a recuperar la cordura.

—¿Qué te dije antes de entrar? Nunca muestres tu pánico —susurró en mi oído—. Y ahora ponte los guantes nuevamente. Bailemos antes de irnos.

El de cabellos cortos negros, se estiró doblando el tamaño de su espalda frente a mí y traqueándose el cuello en un intimidante movimiento. Me tomó de la mano y no separó sus ojos de mí un solo instante.

—No tengo idea de qué hacer —repuse tomando el lugar frente a Sam, quién se negaba a dejarme ir de las manos y junto al escalofriante Taewon.

—No te preocupes —sonrió el de los ojos avellana—. Es un baile embrujado. Que las diosas se apiade de algún mortal que se atreva a romper con la línea de un perfecto baile. Las diosas pueden perdonarlos; Alexandra no lo hará.

El sonido del violín rompió el silencio junto a los sonidos mecánicos de la inconfundible Lindsey Stirling. Sonaba la canción de “Artemis” en un guiño a mi presencia en el baile, cosa que no agradecí en lo más mínimo.

El salón se inundaba con una solemnidad absoluta, pero el deseo rebosaba el aire. En una aterradora sincronía todos comenzamos a bailar con una gracia que no era humana. Las manos se alzaban en el aire, los vestidos ondeaban en colores pálidos y oscuros por igual, las parejas sonreían con una bizarra falsedad, pero la vista era maravillosa. El sentimiento, además, también era bastante embriagador y era que con Sam frente a mí sin apartar sus ojos de los míos, era imposible resistirme a estar a su completa merced.

El salón no conocía divisiones de ningún tipo. Los sobrenaturales no conocían de estereotipos humanos y habían hombres bailando juntos y mujeres también. Se acercaban, besaban, conversaban y sonreían de forma pícara. Hans pasaba sus manos por la estrecha cintura de Taewon y hacía todo lo posible para que él no se diera cuenta de que su cuerpo sí le llamaba la atención.

No era un vals lo que estábamos bailando. Era mucho más pasional y agresivo, pero definitivamente no era un tango. Sammuel entrelazaba sus manos con las mías, se inclinaba sobre mi cuerpo y se acercaba tanto que rozaba sus labios en mi oreja. Sus dedos se deslizaban por mi cuello y delineaban mi figura como si se le fuera la vida en ello. Me levantaba en el aire con una terrible facilidad y me dejaban caer solo para atraparme y nuevamente recorrerme con su tacto. ¿El deseo en mi interior también era parte del hechizo? Aparentemente no, pues cuando Sam se separó de mí, me sentí obligada a continuar con el baile como una marioneta. Aún así las sensaciones no dejaban de fluir.

Nunca había bailado con una mujer antes, mucho menos de aquella forma tan sensual. Sus cinturas se curveaban entre mis manos y sus sonrisas parecían genuinas; como si sintieran la sacudida de poder que fluir por mí. Unas veces estaba yo bajo el poder de alguien más, y otras, era yo la que reclamaba autoridad sobre ellos, y se sentía demasiado adictivo tener el control de alguien más. ¿Qué diablos estás pensando? Te están controlando a ti, me obligaba a reaccionar.

El Valle De Los Lobos ✔️ [Libro 1 Saga De Los Dioses Caídos]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora