Isabelle

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Nos fuimos a la fiesta minutos después que Jensen se marchó. Todos estábamos increíblemente escalofriantes esa noche.
Para Erick fue como recordar los viejos tiempos detrás de esa capa color negro y vino. Katherine fue con un vestido todo roto y grisáceo y dos puntos rojos en el cuello simulando una mordida, y Dylan quiso creer que era Van Helsing. Se apareció en el Pub con todo; sombrero y la ballesta incluida para recrear el look de Hugh Jackman en la reconocida película.

Para mi sorpresa encontré a Sam pegado a la barra observando el panorama. Desde que me vio se puso en pie y, tan nervioso como yo, me regaló un halago al decirme que estaba increíble.

—¿De qué estas vestido tú? ¿Cazador? —le preguntó Anna con una sonrisa pícara que acababa de llegar junto a su hermano. Estaba con un vestido color negro y sus labios pintados de carmín como si fuera sangre cayendo ellos.

Sam frunció el rostro como si no le hubiera hecho nada de gracia la suposición de Anna.

—No estoy vestido de nada. Soy un lobo estepario, ¿recuerdas? No me gustan sus idioteces —dijo. Pude ver como Jensen enseguida soltó una carcajada y volteó los ojos hacia el techo muy divertido de aquel comentario.

—Por eso es que no encajas, Sammy —reprochó la de los cabellos castaños—. Tienes que incluirte en cosas como estas. Dejar de ser un chico asocial. Esforzarte por formar parte del mundo en el que estás. Incluso tu novia lo hace —señaló a Helena, quien estaba observando todas nuestras interacciones desde una mesa.

—Ella no es mi novia —insistió él poniéndose de pie lentamente y encarando a Anna. Sam era tan alto que incluso en tacones, yo solo alcanzaba a llegarle a los hombros.

—No sonaba así anoche —presionó ella y el disgusto del chico se hizo evidente cuando le lanzó una mirada que pudo haberla fulminado. Anna solo entrecerró los ojos y río.

Sam negó en un gesto vencido y desvió su mirada verde hacia mí. Yo intentaba no hacer ningún gesto, pero la realidad era que sus ojos me estremecían y terminaba temblando, sin saber si la sensación que me provocaban era buena o mala.

—Necesito hablar contigo, Sammy —le dijo Jensen al trigueño y ambos fueron hasta el otro lado de la barra.

Conversaban como si se conocieran de toda la vida, pero las recientes palabras de Anna me habían hecho dudar. ¿Acaso Sam estaba viviendo junto a los Amell ahora que su familia adoptiva se había ido de la ciudad?

—¿Desde cuándo se conocen? —le pregunté a Anna pues ninguno de los dos me había hablado del otro en el tiempo que pasaba con ellos y estaba extremadamente sorprendida por aquella amistad. Por otro lado, la noche en la que Lachlan se había presentado ante nosotros, aún no me quedaba clara y el shock de ver a Sam junto a los hermanos intimidando de alguna forma al de los tatuajes, ardía en mi cabeza.

—Te digo si me dices como era el chico con el que perdiste la virginidad —insistió Anna y creí que había olvidado aquel tema, pero ya veía lo equivocada que estaba.

—Okey —asentí y ordené un trago a su cuenta—. Era mayor que yo y vivía en California. Eso es todo lo que diré.

Dos shots de tequila fueron a nuestras manos. En el lado contrario Helena iba a donde Sam y se metía entre sus brazos. De repente estaba yo ardiendo de los celos y de alguna forma Anna lo sabía porque no dejaba de sonreír de una forma burlona.

—No eras del todo lo que yo creía —asintió la chica y bajó el shot con absoluta práctica mientras yo dividía el mío en dos cortos tragos.

—¿Qué? ¿Creías que era la típica mojigata? —presioné y tomé el resto del trago. El tequila bajó por mi garganta quemando todo a su paso—. Que esté asustada prácticamente de todo el mundo en Valley City y me esté ajustando a la vida de este pueblo no me permite mostrarme como soy realmente, Anna.

El Valle De Los Lobos ✔️ [Libro 1 Saga De Los Dioses Caídos]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora