23. 'Te contaré un secreto'

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Me afirmé con fuerza de la rama qur me mantenía en alzada. Me dió un revoltijo ver hacia abajo, de repente me sentía muy lejos del suelo.

Tragué saliva con fuerza, y me arrastré hasta que llegué a la ventana.

Di unos golpecitos pasaron unos segundos en los que no pasó nada, por lo que di otros golpes un poco más fuertes.

—¿Qué...? —Jools, entre la oscuridad me enfocó y abrió la ventana, sin embargo no se apartó de ella para que pudiese entrar—. Esto no me lo esperaba.

—Si, si, hola. Ahora aparta que... —Me aferré al árbol, a pesar de que la rama era gruesa, el que moviesen alguna de las que estaban unida a ella, hacía que en la que yo estaba se tambaleara. Y justo un gato comenzó a caminar por una—. Ay...

La sonrisa de Jools se agrandó, y sus ojos brillaron con malicia. Me observó sin mover músculo alguno y yo solté un quejido.

—¿Qué haces aquí?

—Vine... vine a ver como estabas y —el gato de nuevo se movió, mierda. La voz me tembló de nervios—... y traje algunas cosas...

—Ah, claro —él asintió, y vi la salvación cuando se apartó. Avancé hasta apoyar ambas manos en el marco de la ventana, pero entonces, antes de que pudiese pasar una pierna, Jools se puso en mi camino, acercando su rostro engreído y altanero que se veía satisfecho por mi miedo—. ¿La contraseña?

—¿Qué?

Él asintió, cruzándose de brazos sin dar lugar para que entrase.

—La contraseña, dime cual es.

Fruncí el ceño.

—No sé, ya quita —hice amago de empujarlo pero enseguida perdí levemente el equilibrio y él me tomó por los hombros para estabilizarme.

—Dime y te dejaré pasar.

—¡Pero Lindsie! —me quejé.

—Shhh, ya casi todos duermen —pudo uno de sus dedos en mis labios.
Al hacer ese gesto, sus ojos se podaron en ellos y su lengua humedeció los suyos.

Quizás aquello me hubiese distraído, pero la verdad poco podía concentrarme si estaba a cinco metros de distancia del suelo en una superficie inestable. La manoteé la mano y solté un bufido, estoy segura que me hubiese cruzado de brazos si no fuese porque temía caerme.

—¿Ni siquiera me darás una pista?

Él se apartó ligeramente sin darme el suficiente espacio para poder colarme, y lo pensó un poco.

—Es algo que te gusta.

Oh.

Alcé las cejas, con inocencia, y abrí la boca mientras muchas cosas que me gustaban pasaban por mi mente.

—¿Café helado? ¿Ropa? ¿Negro? ¡Incienso!...

A todas decía que no, y mientras yo más me frustraba él parecía más maligno.

—... ¿Comida china? ¿Dormir? ¿Dave Cooper?

Él negó con la cabeza una y otra vez y luego se detuvo en cuanto nombré al chico.

—¿Dave? ¿Te gusta Dave? —abrió los ojos como platos y hundió el entrecejo.

Titubeé un poco, mientras mis mejillas enrojecieron levemente.

—No, me gustaba. Era un chico muy guapo.

—Y con serios problemas...

Esta vez yo hundí el entrecejo.

A+ y tú menosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora