Capítulo cincuenta

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a la mañana siguiente me levanto un poco confundida mi cuerpo dolía como si un camión me hubiera pasado por encima, observó la hora. al ver que eran recién seis suspiro, el cielo apenas estaba comenzando a iluminar el cielo, sin embargo no podía volver a cerrar los ojos. me levanto de la cama y tocó mi cabello para acomodarlo, al sentir mi cabello entre mis dedos los observó con determinación, mi cabello rojizo era blanco... camino al baño rápidamente y me observó en el espejo.

con los ojos bien abiertos, sorprendida y asustada observó mi cabellera cubierta por varias canas... yo nunca tuve una...

mi rostro aunque pareciera estaba un poco más caído…

¿Eran patas de gallo?

Observó al costado de mis ojos, el pánico entra en mi sistema, se supone que Draco dijo que no moriría... ¿por qué le creo?

Se supone que soy humana… los humanos envejecen, ¡pero no tan rápido! Intento calmarme mientras cierro los ojos, solo había pasado unas semanas y ya estaba así, a este paso terminaría muerta como Draco

La puerta del baño suena me sobresalto y observó la puerta antes de que la abran la cierro con llave, no quiera que nadie me vea, si Sebastián me veía sería malo.

-¿Arlet? ¿Por qué cierras la puerta?

-vete, necesito estar sola - dogo a través de la puerta

-¿arlet te golpeaste la cabeza o que? Abre la puerta - náyades habla

-¡No entienden que quiero estar sola!- grito

Ninguno de los dos contestaron por lo cual pensé que se habían ido, quitó la cerradura con cuidado para verificar sin embargo Sebastián ya había empujado la puerta y entrado junto a náyades

-¿Pero qué te… pasó?- dice náyades observando con asombro

Sebastián mantenía su mirada en mi pero no opinaba, me doy la vuelta para que no me observen, no estaba tan mal no era una anciana de ochenta años podía decir que se notaba algunos detalles

-estas envejeciendo… - dice náyades atando cabos - oh…

-arlet no tiene su dragón por lo cual ella es humana, por eso envejece, aunque no es normal que sea tan rápido.

Sebastián habla tranquilamente lo observó mientras que el me da una sonrisa

-náyades ¿me dejas a solas con Arlet?

Ella sale y quedamos ambos en el sillón, Sebastián se acerca a mí y coloca sus manos a mis mejillas

-¿Te sientes bien? -asiento con la cabeza- ¿No querías que te viera?

No respondo por lo cual el sonríe

-¿Sabes que yo también me volveré viejo no? Cuando un lobo comienza su iniciación con su mate ambos recorren el camino de la vida, como dirían algunos, y si quieres oír lo que pienso ahora es que… sigues siendo hermosa con canas

Le golpeó el pecho divertida mientras él ríe y me abraza.

-yo lo presentía esto, por lo cual estuve averiguando, mi marca retrasaría el aceleramiento…

-¿Estas diciendo que nos emparejemos?-

-Es una opción. Sí- dice con una sonrisa tranquila

Supongo que sí me emparejó con Sebastián no moriré en unos meses como aparento

-bien- habló decidida - pero para que sepas iba aceptarlo aunque no sucediera esto

-lo se- habla con superioridad mientras mantenía su sonrisa orgulloso

Se Mía +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora