Hasta el fin del mundo • Baji Keisuke

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— ¿Por qué no me dijiste nada? — preguntó viendo a la chica que se encontraba cabizbaja, sentada en el columpio del parque ubicado al frente del edificio — por dios, (N)... Nos conocemos desde hace años. Merecía enterarme un poco más temprano ¿No lo crees? —.

— ¿Te hubieses quedado conmigo aún sabiendo eso? — le preguntó subiendo la cabeza para mirarlo — me siento una egoísta en estos momentos... Pensé en mí antes que en tí... Ocultando algo tan importante como eso. Teniendo claro que no te lo tomarías de una buena manera, me convencí a mi misma que era mejor que no lo supieras — se rascó el brazo con incomodidad y las ganas de llorar se hicieron presentes — me enamoré de ti. Por primera vez estaba siendo verdaderamente feliz... Ya no éramos sólo Sam y yo... N-no quería que te alejaras —.

— ¿Tiene alguna cura?... ¿Tratamiento? — preguntó con la mirada perdida.

— No... — susurró — los médicos hicieron lo que estaba en sus manos — hizo una pausa — perdón — se disculpó entre lágrimas.

— Tranquila, no es tu culpa — hizo una pequeña pausa para besar su frente y quitar gran parte de las lágrimas que no paraban de resbalarse por sus redondas mejillas — que hagan un segundo intento con el tratamiento, debe haber un medicamento que no han probado. Yo puedo ayudar a Sam a conseguir dinero si es necesario —.

— Keisuke, no... —.

— Trabajaré con él en la cafetería, sé que me aceptará... O puedo conseguir un trabajo de medio tiempo en cualquier tienda de mascotas — seguía hablando, comenzando a sonar desesperado.

— Keisuke, no hay nada más que hacer — susurro. Su pecho apretaba cada vez más, verlo en ese estado la estaba quemando por dentro.

— Si lo hay... Debe haber algo que aún no intentan — la sujetó por los hombros y la agitó un poco — diles que intenten otra vez... Que aumenten las dosis... No lo sé... Pero diles que hagan algo — se rompió.

Por fin, se rompió. Dejando a sus lágrimas correr libremente por sus mejillas, temblando de la impotencia y el montón de sentimientos mezclados que le daban náuseas.

=•=•=

— ¿Cuándo te internan? — preguntó acariciando su cabello. Ya había logrado calmarse un poco.

Aún se encontraban en el pequeño parque, ahora sentados en uno de los toboganes tubulares.

— En una semana — respondió con la cara recostada en el abdomen del chico, disfrutando las caricias.

— Te visitaré todos los días — dejó un beso en su cabeza y continuó hablando — prometo no dejarte sola en esto —.

— No es necesario que hagas eso... Al contrario, deberías ir alejándote poco a poco — murmuró con desánimo.

Él la tomó por las mejillas y la obligó a estar mirándolo a los ojos. Mirar sus ojitos volviendo a llenarse de lágrimas, le rompería el corazón en cualquier momento. Pero se mantenía fuerte para ser su soporte, ella ya fue el de él por mucho tiempo.

— No me voy a alejar... No me iré de tu lado por más que me lo pidas... No te dejare sola... ¡Entiende de una vez, (N)!... No quiero dejarte —.

— ¡Y entiende tú que no quiero dejar un vacío en tu vida! — le gritó de vuelta — ¡Has como mis padres, que apenas se enteraron de mi enfermedad, me dejaron a la deriva!... ¡Has como todas las personas que supieron que mi tiempo de vida es corto! ¡Ha- — fue interrumpida con un beso algo brusco y sintió las lágrimas de su pareja mezclarse con las suyas.

— No morirás... tu volverás aquí conmigo y en algunos años más, tendremos una familia —.

— Keisuke... —.

— No morirás... Tú volverás aquí conmigo y en algunos años más, tendremos una familia —.

Creo que empezó a llover.

Bye bye~