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— (N)-chan, tiene visita — avisó la enfermera que se encargaba de ella la mayoría del tiempo.

Le pareció extraño el aviso, pues las únicas personas que llegaban ahí las conocía y no había necesidad de avisar su llegada.

— Déjalo pasar, Tsuwa-san — respondió con un poco de desconfianza.

La enfermera asintió con la cabeza y abrió un poco más la puerta para que pudiera entrar la persona que venía de visita... O mejor dicho, las personas que venían de vista.

— Emma... Te dije que- —.

— Sé lo que me dijiste... Perdón, pero no pienso hacerte caso — respondió con cierta firmeza en su voz. A la castaña no le quedó más que asentir.

— ¿Puede salir? — le preguntó Mikey a la enfermera.

— Si... Pero debe evitar las emociones fuertes y la deben llevar en la silla de ruedas todo el tiempo — explicó con tranquilidad — ¿Desea salir, (N)-chan? — le preguntó a la chica.

Soltó un fuerte suspiro y apretó las sábanas de su cama, maldiciendo mentalmente por lo que estaba a punto de decir.

— Si... Avisale a Sam que estoy con los Sano. Y no te preocupes, no soy fácil de alterar — accedió.

— Muy bien, (N)-chan ¿Necesita ayuda para cambiarse? — preguntó con genuina preocupación.

— No, aún hay cosas que puedo hacer sola — le regaló una sonrisa tranquilizante, achinando un poco los ojos.

— Bien. Vengan conmigo, le daremos su espacio a (N)-chan y les daré la silla de ruedas — dijo la enfermera, llamando a los dos jóvenes visitantes.

— ¿En qué me metí ahora? —.

=•=•=

— Ve más despacio, Mikey — le dijo Emma a su hermano, quién se encargaba de empujar la silla de ruedas a una velocidad moderada.

Pero para Emma –que se estaba preocupando demasiado y exageraba todo– iba corriendo a toda marcha.

— Ya pareces Sam~ — comentó la de rizos entre risas — no me va a pasar nada, Em-chan —.

— ... Esta bien — murmuró, tratando de estar calmada.

Llevaban un buen rato caminando hacia una dirección que la ojioliva no conocía en lo absoluto. No estaba tan alejado del hospital pero nunca había pisado esa zona en los largos paseos que a veces hacía junto a su hermano.

Un templo. Era algo tarde, por lo que el sol estaba casi totalmente ocultó.

Sus ojos buscaron los de Mikey cuando escuchó el sonido de unas motos acercarse. El rubio la miró con una leve sonrisa y le alborotó el cabello con cariño.

— ¿Que hiciste, Manjiro? — preguntó, mirando la increíble cantidad de motos que se estaban acercando.

El sonido siempre le había gustado.

'Tan genial' pensó.

— Ellos ya lo saben, (N) — dijo en voz baja, para que sólo ella escuchara — tranquila... Baji no sabe nada, de hecho, hoy no se encuentra aquí —.

Eso la tranquilizó de alguna manera. Respiró con algo de nerviosismo al ver como todos los presentes le daban la bienvenida a Mikey haciendo una perfecta reverencia de noventa grados.

Con ayuda de Draken y Mutō, la lograron subir al último peldaño de la escalera, donde tenía una vista completa de todos los presentes.

Con el gritó de Draken avisando el comienzo de la reunión, todos quedaron en silencio.

— Que los haya convocado aquí más temprano que de costumbre, tiene una razón — comenzó a hablar Mikey — también que los líderes de la primera división esten ausentes — se comenzaron a escuchar algunos murmullos que a los segundos se callaron — tenemos a alguien especial aquí con nosotros... — le hizo una seña a Draken para que continuara.

— ¡Gross (N); la novia de Baji Keisuke, capitán de la primera división de la Toman! ¡Muestren su respeto hacia ella! — presentó con voz firme.

De inmediato, todos los presentes volvieron a hacer una perfecta reverencia y saludaron al unísono, está vez, diciendo su nombre. Sonrió inconscientemente y cuando todo se quedó en silencio, saludó con amabilidad.

Mikey comenzó a hablar de todas las cosas que la chica había hecho por él, por Baji, por Emma, incluso por Shin'ichiro. Se presentaron ante ella los capitanes de las demás divisiones, todos mostraban un genuino respeto hacia ella y eran muy amables.

Prometieron que podía contar con su apoyo en cualquier momento que lo necesite. La hicieron llorar como tres veces pero esas son cosas que decidió omitir.

— ¿Lo ves, (N)? — preguntó Mikey, agachándose a un lado de la silla, señalando a todos los presentes — no estás sola. Y estoy seguro que ninguna de estas personas va a olvidarte —.

Ella lo tomó por el cuello de la chaqueta y lo jaló en su dirección para estrecharlo en un abrazo.

— Gracias — susurró, para luego dejar que se separara.

— Se me olvidó decir que Baji no puede enterarse de nada de lo que pasó aquí — dijo en tono infantil, llevando un dedo a su labios en señal de silencio — no queremos a un Baji molesto golpeando todo lo que se le atraviesa jajaja~ — todo asintieron al unísono.

— Ah... Manjiro — lo llamó en voz baja — ¿Puedo pedir algo? —.

— Por supuesto — respondió en una sonrisa, haciendole una seña a su amigo de trenza, quien los mando a todos a guardar silencio.

— Gracias, Draken — agradeció y el chico se inclinó un poco hacia adelante — me pongo un poco nerviosa cuando tantos ojos me están mirando jaja~ — se rió con nerviosismo, algunos de los presentes sonrieron enternecidos — quiero pedir que... Más bien es una pregunta... — suspiró levemente y soltó por fin — ¿Pueden cuidar de Baji por mí? —.




Bye bye~

Hasta el fin del mundo • Baji KeisukeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora