Te has vuelto a pasar por mi mente, a pesar de todo. A pesar de que ya nada sea como antes, de que ni siquiera nos hablemos, de que realmente tampoco haya ganas de ello, de que hayan pasado años sin vernos. Pero ahí has vuelto. Y no ha sido durante un instante, precisamente. Algo has hecho para acaparar mis pensamientos nocturnos y quedarte en uno de los tantos sueños que habré tenido. Y tampoco ha sido un sueño que haya olvidado, precisamente. Lo recordaba al despertar, lo seguí recordando después de levantarme y lo sigo recordando ahora, varias horas después. Uno pensaría que soñar con alguien así es algo malo, pero todo lo contrario. Han sido sueños bonitos. Y digo "sueños", en plural, porque no es que hayas estado en uno, sino que has estado en dos durante dos días consecutivos. No puedo decir que te siga queriendo, y diría que tampoco te puedo decir de forma sincera que te echo de menos, pero desde luego parece que no te he olvidado. Tal vez es una forma de mi cerebro para decirme que necesito algo de afecto, ya que en ambos sueños estábamos bien, nos habíamos reconciliado y nos tratábamos como si nada malo hubiese pasado. Es más, nos tratábamos casi como si quisiésemos empezar algo nuevo, aunque no era el caso. No era el caso, y aún así, nos dábamos mucho afecto y nos tratábamos con un montón de cariño. Algo así... Si, es posible que sea porque lo necesite. Tal vez eso es lo que echo de menos de ti, y no a ti. Echo de menos el afecto, el cariño, la calidez... En general. Otra vez. Y, de todas las personas posibles, vienes tú a mi mente.
Es una verdadera lástima. Una gran lástima que, pudiendo tener algo así, hayas decidido que no se siga de ninguna de las formas. Dices que quieres saber de mí, pero a la hora de la verdad no quieres ni hablarme. No es que me importe, aunque parezca lo contrario con estas palabras, es más bien que me hace gracia y me da pena por ti. Porque tal vez una persona, como puede ser mi caso, no te suponga una gran pérdida. Pero si lo vas acumulando, y acumulando y acumulando... Te acabas quedando sin nada, o solo con la morralla. Que he de decir que eso es lo que parece con lo poco que he logrado saber de ti. Una gran lástima, desde luego.
Ah... Y de nuevo en la misma tesitura. Realmente, depende mucho del día, pero no me vendría mal algo de eso. Un abrazo a tiempo, una sonrisa bonita de apreciar, algún beso... Una de esas muestras de afecto de alguna persona que te sirva para ello. Porque, seamos francos, no de todos se acepta igual cualquier muestra. Pensé que me habría librado de ello, pero una vez más, me demuestro lo contrario. Tras un largo tiempo teniendo eso solventado, se me había olvidado lo que era la ausencia de todo aquello que ya tenía. Y creía que ya estaba bien, que no volvería a recaer, pero entre una cosa y otra... Ha vuelto a pasar. Y por eso mi cerebro recurre a jugarretas tan feas como incluir en esos escenarios bonitos y ansiados a personas que jamás querrían ser partícipes en ellos, como burlándose de mí, diciendo que no es más que una irreal fantasía que no podría ser cumplida en la situación actual, ni en una de un futuro próximo. Es... Ligeramente desesperante.
No me atrevo a decir que es soledad lo que siento, porque me siento bastante arropado por todo mi círculo. Y, aún así, noto que me falta algo que normalmente viene asociado al sentimiento de soledad. Tal vez ir en busca de más personas que podrían suplir esa emoción no sea la mejor idea, a fin de cuentas. Pero, ¿qué otra opción me queda? Estaré jodido si no puede haber nadie a mi lado de esa forma.
Primero fuiste tú, que tampoco te mantuviste por mucho tiempo, pero desde luego fuiste un punto de inflexión. Luego de ti, vino aquella otra con la que nunca llegué ni quise llegar a nada, pero me sirvió de mucho, pues me daba lo que necesitaba. Después, todo empezó a irse al garete. Durante muchos meses. Cada fin de semana, me encontraba en el mismo escenario: triste, desolado, sintiendo que me faltaba algo. Luego llegó ella, la que por momentos creí que podría ser la elegida, aunque al cabo de unos meses me demostró todo lo opuesto. Y, sin embargo, aún con esas, me daba todavía más de lo que necesitaba. Y se mantuvo durante mucho tiempo, más de lo que cualquiera de las personas anteriores. En eso le estoy muy agradecido. Pero luego, empezó a decaer, y decaer, y decaer... Hasta que dejó de aportarme eso por completo. Y aquí estoy. Buscando alguna escapatoria, algún otro método para sanar ese punto débil. Y ojalá fuese tan fácil como simplemente desearlo, pero nada más lejos de la realidad. Las cosas no están precisamente a mi favor, se hace lo que se puede con lo que se tiene.
En algún momento, sé que vendrá el golpe de suerte, como siempre ocurre. Alguna interacción fuera de lo común, algún acercamiento casual que acaba en alguien para ir a jugar al billar, cualquier cosa por el estilo. Por fortuna, ya estoy en esa época en la que, en caso de surgir algo así, no sería lo habitual que se alejase un océano de distancia.
La paciencia, esa es la clave, el que prácticamente siempre fue mi punto débil. ¿Dará sus frutos? Por supuesto. ¿Voy a estar cada mañana mirando a las ramas para ver si ya han salido? También. Y seguro que algún día dejaré de mirar. Y pasarán dos, tres o cuatro días así, quién sabe si incluso más. Pero para cuando vuelva a dirigir mi mirada, ahí estarán, los frutos que llevaba toda la temporada esperando, y seguro que serán los mejores frutos que habré recogido en toda mi vida.
![](https://img.wattpad.com/cover/290210114-288-k107e05.jpg)