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La mansión se mantenía en silencio aun cuando pasaban de las diez de la mañana.

Bucky, quién había escuchado todo el drama de la noche anterior, no le quedó de otra que llamar a Virginia, pensó que era la única que podía limpiar aquel desastre.

Pepper llegó tan rápido como pudo, en cuanto cruzó el umbral de la casa pudo percibir otro aroma que el de Tony y los cachorros, ahora sabía a que se refería James.

Con paso firme llegó hasta la habitación de los gemelos, se encontró una escena algo peculiar, los gemelos dormidos entre los brazos de Steve quien apenas podía sujetarlos.

-Buenos días- susurró Potts al ver que el rubio estaba despierto

-Hola

-¿Estás bien?

Asintió, pero pronto se vió negando suavemente, no terminaba de procesar lo que había pasado y peor, su omega le exigía quedarse a lado de esos pequeños, le exigía cuidarlos y protegerlos

-¿Por qué hizo eso?

No hizo falta más explicación, Pepper ya sabía todo, con lo que le explicó Bucky y conociendo a su amigo podía inferir todo.

-Fue una tarde familiar, Maya y Tony habían salido al zoológico con los niños, el día fue perfecto y para cerrar con broche de oro, decidieron llevar a sus hijos a comer hamburguesas, en el camino fueron interceptados, querían llevarse a los gemelos, le dije que nunca saliera sin seguridad, pero querían algo de normalidad, Tony peleó contra aquellos sujetos, logró evitar que se los llevaran, pero no que le dispararan a Maya

Y entonces Steve pudo comprender porque Tony se dejaba llevar por su lobo, pudo entender porque este se mantenía alerta, le había fallado a su manada

-Yo...

-No trato de excusarlo, pero nuestra naturaleza a veces nos sobrepasa-Rogers asintió, es justo lo que le sucedía con los menores en sus brazos, su Omega le ganaba la batalla- su lobo se culpa así mismo, se mantiene alerta y extrañando a su compañera

Eso le dolió a Steve, porque su parte animal no solo se había encaprichado con los cachorros, sino también con ese tonto y testarudo alfa.

-Parece que tienen fiebre

Los castañitos habían pasado la noche solo con una toalla cubriendo sus cuerpos, claro que iban a enfermar

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-Lo arruiné ¿cierto?

Tony sintió el aroma de Pepper

-Steve no tiene la culpa de nada

-Lo sé

-Debes disculparte

-Lo sé

-Eres un idiota

-Lo...¡hey!

Virginia se acercó a su amigo sentándose junto a él en la cama, Tony era como su hermano menor, ese que siempre se metía en problemas

-Nunca lloraste, no cuando la bala la atravesó, no cuando perdió el pulso, no cuando le dijiste adiós en el cementerio, tenías que hacerlo en algún punto

Stark disfrutaba de las caricias que Pepper dejaba en sus cabellos, el aroma a rosas y lavanda le calmaba y arrullaba

-Pero no debía hacerlo así, asusté a mis niños

Las caricias pausaron y pronto sintió un golpe

-Morgan y Peter tienen fiebre, genio

Anthony saltó como si tuviera resortes en lugar de piernas, corrió directo a la habitación de los menores, pero no entró, quedó embelesado al ver como Rogers arropaba a sus hijos con cariño

-Me duele- se quejó Maguna tocando su garganta

-Mi mamá me preparaba miel con algo de limón, se los traeré

Peter con sus ojitos entre abiertos y la naricita roja negó sosteniendo le la mano, Morgan secundo tomando la otra extremidad

-No te vayas- pidieron los gemelos a coro

Pero Rogers sabía que no debía encariñarse, no debía obedecer a su Omega, en un año no vería a los cachorros, se dió cuenta que jamás seria parte de su vida y que por algo Tony le impedía verlos, Tony quería evitar justamente eso, pues si para él era difícil, para los niños sería peor

-Tengo que hacerlo, debo llamar a su doctor

-Quedate- pidieron nuevamente

Estaba por negarse

-Por favor- la voz del alfa captó su atención, se veía como un cachorro herido desde el marco de la puerta

-Tony, yo...

-Por favor

Los tres pares de ojos chocolate le impidieron volver a negarse

-De acuerdo

No esperó a recibir un cálido abrazo de los niños quienes de manera inconsciente se restregaban contra él tratando de sentir el suave y relajante aroma a té con miel, buscó con la mirada el permiso del alfa. Tony asintió y finalmente, Steve llenó la habitación de su embriagante y dulce aroma.

Escuchó suspirar de forma tranquila a los gemelos, dejó un beso en cada cabellera.

Gold RushDonde viven las historias. Descúbrelo ahora