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-¿Qué es esto?

Las lágrimas salían sin control de los hermosos ojos azules de Steve, pronto vió a su alfa arrodillarse frente a él, sino fuera por las manos de sus pequeños que sostenían las propias, se habría desmayado hace rato.

-Realmente no sé cómo decirlo, solo sé que desde que llegaste me has cambiado para bien, llegaste a iluminar todo a tu paso, a llenar este frío lugar con tu calidez, eres como el sol Steve, te necesitamos para sobrevivir, por eso queremos pedirte lo siguiente

Apenas y podía ver a través de sus lágrimas pero pudo notar como sus niños se arrodillaba igual a su padre alfa tendiendole un ramo de flores cada uno

-¿Podemos cortejarte?

No lo resistió y abrazó a sus tres castaños

-Claro que pueden

Rogers sintió como sus mejillas y labios eran besados castamente.

Él, que nunca había tenido una gran familia, que nunca había sido deseado, él, que jamás se había sentido tan amado, por fin parecía ser un hombre que lo tenía todo.

-Papá, ven, tienes que ver tú nuevo estudio

-¿Te gusta? ¿verdad que si? nosotros pintamos las paredes- y el rubio sonrió enternecido al ver muchas manitas sobre las paredes

Parecía que el drama de días atrás había sido un mal sueño, ese precioso momento se sentía como si todas las piezas del rompecabezas por fin encajaran.

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-¡No puedes hacer esto!- Howard no daba crédito al ver a Arno prácticamente echarlo de su propia empresa, esa que él fundó con el sudor de su frente y múltiples esfuerzos

Dos enormes hombres sostenían al Stark mayor por los brazos y este, solo se limitaba a mirar como aquel niño que acogió como suyo se sentaba en su silla como si fuese un trono.

-Claro que puedo, las reglas internas de la compañía dicen que tú no puedes seguir al frente debido a tu edad y como Tony está ocupado jugando a la casita, es mi deber como Stark ocupar el cargo que por derecho me corresponde

Howard estaba agitado, asustado, furioso, su lobo se retorcía y aullaba desesperado

-Arno, debes entrar en razón...- pidió en medio de un jadeo, su pecho comenzaba a doler al igual que su brazo izquierdo

-Ya le hice, he decidido que tomaré todo aquello que por derecho es mío, está empresa, mis hijos...

-¡Esos niños no son tuyos!- comenzaba a escuchar un pitido y sentía que el aire le faltaba

-Son míos y las pruebas lo avalan, dejaré a tu preciado Tony solo, sin nada, así como yo lo estuve por tanto tiempo y tú no...

El azabache calló al ver como el hombre que lo había criado quedaba inconsciente de un momento a otro, sino fuera por los betas que lo sujetaban hubiera caído al suelo.

Gold RushDonde viven las historias. Descúbrelo ahora