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Los gemelos seguían aferrados al cuerpo de Steve, no porque siguieran teniendo miedo, sino porque estar con el Omega les era reconfortante.

-¿Nos quieres?- preguntó Peter soltando lo que no dejaba de agobiar a su cabecita

Rogers se separó un poco besando ambas frentes

-No, no los quiero, yo los amo, son mis bebés

En recompensa, Steve obtuvo dos hermosas sonrisas y un nuevo abrazo.

Los cachorros jamás habían tenido ese tipo de contacto, su papi les hacía bromas, jugaba con ellos y los protegía de los monstruos debajo de su cama, pero un abrazo que podía durar minutos y esa sensación cálida que les regalaba el aroma de Steve no tenía comparación.

El abrazo se rompió cuando un conocido aroma se hizo presente en la habitación, los niños corrieron hacia su padre, internamente, Steve estaba agradecido, todavía debía planear lo que haría con Arno.

-¿Qué estaban haciendo? ¿estaban llorando?- Stark se asustó al ver las mejillas mojadas de sus bebés y sus ojitos rojos

-Papá, ¿Steve puede ser nuestro otro papá?

-Por favor

Anthony se quedó mudo, rápidamente dirigió la mirada hacia el rubio que tenía un bonito sonrojo en sus mejillas y la determinación pintada en sus ojos

-Niños, eso es algo...complicado, Steve

-¡Por favooooooor!- pidieron los dos menores

-Prometemos que seremos buenos

-No haremos más bromas

Tony estaba fuera de juego, tenía tantos sentimientos encontrados, inconscientemente sonrió de solo pensar en Rogers siendo parte de su familia.

-¿Por qué no le preguntan a él?

Los traviesos gemelos no perdieron tiempo para correr hacia el Omega y abrazarlo por las piernas pidiéndole lo que tanto anhelaban

-Si su papá está de acuerdo, me encantaría- dijo viendo al alfa con la sonrisa más grande del mundo

Anthony sintió un extraño revoloteo en su estómago, uno que le hizo sentir como adolescente enamorado

-Aclarado esto, ¿qué les parece si llevamos a su nuevo papi al comedor? pedí comida mexicana

-¿Tacos al pastor?- los ojitos de los niños parecieron brillar

-Tacos al pastor- aseguró Tony

Los gemelos salieron corriendo buscando el delicioso manjar, Tony espero hasta verlos bajar las escaleras

-¿No iremos?- cuestionó el rubio viendo que el alfa no se movía de su lugar

-Steve yo...bueno, mis hijos y tú...- se rascó la cabeza en un intento por buscar las palabras correctas

-Tony, esos niños son mi adoración y lo siento pero, no hay manera para que alguien los separe de mi lado

Esperó algún reclamo, amenaza e incluso un insulto, pero jamás tener a Tony apresando su cuerpo con fuerza

-Gracias por quererlos como lo haces- el cálido aliento de Tony le hizo regresar el abrazo

-Los amo

-Y ellos a ti

-¿Y tú?

Lo sintió aflojar el agarre, solo un poco, lo suficiente para poder tener su rostro frente al suyo

Tony no estaba seguro de lo que estaba por decir, pero tampoco pudo hacerlo, Pepper entró de forma intempestiva a la habitación, en otras circunstancias se habría disculpado, pero lo que tenía que decir era grave.

-Tony, tienes que volver a la presidencia de Stark Industries

El alfa estaba por preguntar a qué se refería pero, la presencia de una persona más le impidió realizar la acción.

-Buenos días señor Stark, soy Natasha Romanoff, temo que tengo que pedirle que me acompañe

Tony buscó respuestas en el rostro de su fiel Pepper, en el de Steve y hasta en el del estúpido mapache entrometido, pero quién de verdad tenía las respuestas y todas las cartas eran la pelirroja frente a él y por supuesto, el jefe de esta, Arno.

Gold RushDonde viven las historias. Descúbrelo ahora