Día 9| Mordida

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Por obvias razones, hoy habrá triple actualización.

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Día 9 "Mordida"


—Draco.

—¿Hm?

—Quiero que me marques.

Malfoy ni siquiera despegó la vista del libro, aunque si pudo ver cómo se enderezaba en su lugar y tomaba porte serio.

—¿Es por lo de Astoria? Creí que habíamos aclarado eso hace dos semanas.

—No es por eso— contestó Harry enseguida. Era verdad, en parte.

Porque no era solo por Astoria. Era por todos los demás omegas -y betas- que veían a SU Draco como si estuviera soltero. Cuando claramente no lo estaba.

—Solo quiero que lo hagas y ya

—¿A que debemos tu repentino deseo por ser marcado?— habló, pensando que seguramente era un ataque de locura temporal, luego se arrepentiría.

—Porque sí. No hay mucho que decir al respecto— dijo, a nada de hacer un berrinche.

—Viniendo de quién proclama a los cuatro vientos que será libre hasta la muerte, si, yo creo que hay mucho que decir.

El azabache bufó frustrado. No contó con que el rubio quería saber el "porqué", pero antes muerto que admitir que era por celos. Malfoy se burlaría de él por años si le dice eso, debe pensar en otra cosa.

Es un Potter, y un Potter siempre consigue lo que quiere.

Por alguna extraña razón, Harry de repente se quedó callado.
Draco creyó prudente no decir nada más.

—Ya sé porqué no quieres— habló, de repente, acabando con los silenciosos diez minutos que llevaban.

—¿Por qué?

La falta de respuesta le hizo saber inmediatamente que algo andaba mal.

Cuando levantó la vista pudo ver a Harry con la cara levemente sonrojada y con ojos lágrimosos.

¿Había errado, verdad?

—¿Entonces no quieres? ¿No me quieres? Es eso, ¿verdad? No quieres estar conmigo y por eso no quieres marcarme.

Draco no entendía nada.

¿Cómo llegaron a esto?

—Harry, olvida lo que sea estés pensando, no es nada de eso— dijo, tranquilamente, no quería más problemas. Alzó una mano tratando de tocarlo, y sintió el dejá vu, cuando el chiquillo se alejó de él.

—Déjame, déjame— Harry no dejaba que lo tocara.

—Harry...

—¡Entonces me voy yo!— tomó sus cosas, bajó del alféizar de la ventana donde estaban y casi corrió hacia el primer pasadizo que reconoció.

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