IX

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Ekko se sentó mejor, alejándose un poco de la cama.

—... ¿que...? No, no. Soy Ekko.—la miró desesperado—. ¿no me recuerdas?—

—No... ¿y Viktor?—

—Justo a él sí lo recuerdas...—tomó su mano—. Soy Ekko, jugábamos juntos... Me llamabas algodón. —

MJ miraba inexpresiva al chico, quien comenzaba a asustarse con aquello.
Pero entonces, ella sonrió.

—Algodón mugroso... Cuando te llenabas de grasa.—

—Oye...—

—De pequeña te lo dije... Si algún día estaba en un hospital, fingiría amnesia.—se llevó la mano al rostro haciéndose la víctima—. No soy buena actriz, me hubiese gustado durar más.—

—Eres... de lo peor.—

—Fue divertido.—

Ekko se quejó en voz alta, volviendo a recostar su cabeza sobre las piernas de la chica.

—No hagas eso de nuevo... Dios... Moriría si de verdad me olvidaras.—

MJ sonrió, llevando su mano libre al rostro de Ekko.

—¿cómo podría olvidarte?—acarició su mejilla con cariño—. Si eres mi segunda persona favorita.—

—No preguntaré quién es la primera... Porque sé que no es Viktor.—la chica rió.

—Ya ya, lo siento. Es divertido ver cómo te pones celoso.—

—¿y si yo te dijera que tengo una buena amiga? Vive en otra ciudad, y también la quiero mucho.—

La chica frunció el ceño, pero rápidamente lo disimuló.

—¿a si? Pues de ésa nunca escuché nada.—

—No tengo que contarte toda mi vida ¡oye!—

MJ le dio un golpecito en la mejilla a Ekko, quien se quejó adolorido.

—Cuidado, segundo mejor amigo... Con eso no se juega.—

—Ah, pero tú sí puedes hacerlo.—

—Claro.—

El chico sonrió divertido, presionando un poco más la mano de la chica.

—Si tú no me cambias por el señor pierna mutante, yo no te cambiaré por nadie.—

—No es mutante... es como zombie.—

—Ambos son muy considerados con sus apodos.—

El par de chicos volteó hacia la puerta, por donde Viktor acababa de entrar.

—¡Vik!—

—Hola, Mary. Te sientes mejor por lo que veo, hasta te ríes de mi discapacidad.—alzó las cejas.

—¡No~!—lo abrazó apenas se inclinó sobre la cama—. Sabes que te adoro... A ti y a tu pierna poseída por satán.—

Viktor sonrió correspondiendo el abrazo.

—¿estás bien? ¿y Jayce? Imagino que sigue triste por lo de Mel.—

El hombre miró confundido a la chica.

—¿cómo...?—

—Sí te escuchaba, Vik... Todo este tiempo lo hice. Pero no podía despertar y ahora... sí.—se encogió de hombros.

—Es porque vine yo.—Ekko sonrió.

—Sí, escucharte lloriquear porque me extrañabas me revivió.—

~° Ecos del pasado (Ekko, Arcane)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora