Capítulo once

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Dumbledore había convencido a Hadrian de que volviera a buscar el espejo. Según él, a pesar de ser un Slytherin. Hadrian estaba bajo el control de Dumbledore. Y Hadrian le dejó creer eso. Hadrian sabia que si le seguía el juego al anciano y le hacia creer que era su peón, poco a poco le iría diciendo información importante. La arrogancia de Dumbledore seria un de las razones de su caída.

Sin embargo, Hadrian esperaba olvidar lo que había visto en el espejo pero no pudo. Una y otra vez soñaba con su alma y lo anhelaba. No quería ni imaginar como seria cuando su herencia Veela se despertara. 

Sabia que el espejo estaba relacionado con el asunto de la piedra porque Dumbledore quería que Hadrian supiera acerca del espejo, lo dejo en claro cundo puso todas esas compulsiones en la capa.

Dumbledore estaba obsesionado con el asunto de la piedra pero ahora le seguiría el juego ¿Quién sabe tal vez consiga una linda piedra y un raro objeto mágico en proceso? porque para nada estaba planeando obtener la piedra para el.

A la mañana siguiente, en la clase de DCAO, mientras copiaban los diferentes tipos de mordedura de hombres lobos. Hadrian escucho de los Gryffindor que Snape iba a ser el arbitro del partido Gryffindor VS Hufflepuff. Eso despertó un poco su curiosidad y se planteó si valía la pena ir a un partido de Quidditch solo por eso. Quien sabe, tal vez pasaba algo interesante. 

El día del partido llegó. Hadrian estaba en las gradas buscado un buen lugar para ver el partido. Pero como al destino le gusta molestar a Hadrian se terminó cruzando con Weasley, Granger, Longbottom y Malfoy.

Hadrian se quería reír  carcajadas de lo patéticos que eran pero eso no seria apropiado y debía mantener la compostura. Un príncipe como el debía tener mas decoro. Se mantuvo a la distancia y escucho su pelea

—Oh, perdón, Weasley, no te había visto.

Malfoy sonrió burlonamente a Crabbe y Goyle.

—Me pregunto cuánto tiempo durarán los Gryffindor en su escoba esta vez. ¿Alguien quiere apostar? ¿Qué me dices, Weasley?

Ron no le respondió: Snape acababa de pitar un penalti a favor de Hufflepuff, porque George Weasley le había tirado una bludger

—¿Sabéis por qué creo que eligen a la gente para la casa de Gryffindor? —dijo Malfoy en voz alta unos minutos más tarde, mientras Snape daba otro penalti a Hufflepuff, sin ningún motivo—. Es gente a la que le tienen lástima. Por ejemplo, está Granger; que no tiene amigos, luego los Weasley, que no tienen dinero... Y tú, Longbottom, que no tienes cerebro.

Neville se puso rojo y se volvió en su asiento para encararse con Malfoy

—Yo valgo por doce como tú, Malfoy —tartamudeó.

Malfoy, Crabbe y Goyle estallaron en carcajadas, pero Ron, sin quitar los ojos del partido, intervino.

—Así se habla, Neville.

—Longbottom, si tu cerebro fuera de oro serías más pobre que Weasley, y con eso te digo todo.

—Te prevengo, Malfoy... Una palabra más...

—Tenéis suerte, Weasley, es evidente que el buscador de Gryffindor ha visto alguna moneda en el campo —dijo Malfoy

Ron estalló. Antes de que Malfoy supiera lo que estaba pasando, Ron estaba encima de él, tirándolo al suelo. Neville vaciló, pero luego se encaramó al respaldo de su silla para ayudar.

Hadrian se alejó de la escena. Se suponía que eran magos y andaban golpeándose y peleando como muggles y para colmo ni siquiera lo hacían bien. Eran decepcionante.

Señor de la LuzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora