Capítulo veintiuno

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El ambiente en el Gran Comedor esa noche era alegre. Todos los estudiantes estaban felices de volver a ver a sus amigos después de unas largas vacaciones.

La mesa de Gryffindor era tan ruidosa como de costumbre. Los Ravenclaw estaban tranquilos pero aún así se notaba lo felices que estaban de volver a clases. La mesa de Hufflepuff era ruidosa aunque no tanto como la de Gryffindor y los Slytherin estaban calmados aunque se notaba que estaban felices de volver a Hogwarts.

En la mesa de Slytherin, sentado lejos de las demás serpientes estaba un pequeño pelinegro que desprendía un aire de elegancia sin siquiera intentarlo. Estaba solo y a la espectativa de lo que iba a pasar ese año.

Recordaba la visita del elfo que pertenece a los Malfoy. Advirtiéndole sobre el peligro de venir a Hogwarts ese año. Hadrian estuvo escéptico sobre la información del elfo pensando que quizá se trataba de una broma de Draco hacía su persona. Se deshizo del elfo mintiendo y prometiendo que no pasaría Hogwarts ese año.

El elfo fue ingenuo y le creyó. Luego de alabarlo hasta que se cansó, el elfo se despidió y se marchó.

Sin embargo, Hadrian tenía el presentimiento de que el elfo no estaba mintiendo y decidió que ser precavido no le haría daño alguno. Le prestaría atención a la advertencia del elfo. Después de todo no era como si acabase luchando contra una criatura milenaria que estuvo escondida en algún lugar secreto de Hogwarts ¿Verdad? Eso sería una completa locura.

Hadrian salió de sus pensamientos cuando escuchó la voz del sombrero. Sus ojos verdes se desviaron hacia los primeros años que esperaban llenos de expectativas su clasificación que marcaría su futuro en Hogwarts.

Sabía que esos rostros inocentes no durarían mucho tiempo antes de conocer la malicia de los estudiantes. Hadrian también sabía que todos esos primeros años serían contaminados para que lo odien como el resto de los estudiantes.

Entre la multitud de los primeros años vio a la última hija de los Weasley, a la hermana menor de Greengrass y a la hija de Lovegood. No había muchos sangre puras ese año. Solo una minoría. El resto eran sangre sucias sin nombre. Un desperdicio de tiempo.

De todos ellos solo unos cuantos seleccionados fueron Slytherin. El resto se dividió en Hufflepuff, Ravenclaw y la gran mayoría fue a Gryffindor. Que sorpresa.

Lo que fue desconcertante fue la clasificación de la pequeña Weasley.

— ¡SLYTHERIN!

Eso sí fue una sorpresa. Hadrian pensaba que estaría en Gryffindor como su familia. Fue interesante.

Pero le dió asco la reacción de sus hermanos mayores. La forma en la que la miraban asqueó totalmente a Hadrian. Los insultos hacía la Weasley menor fueron espantosos pero no le sorprendía viniendo de traidores de sangre.

¿Que clase de familia que profesa a los cuatro vientos amarse rechaza a su hermana de once años solo por el color de su uniforme?

Es repulsivo, no es como si automáticamente se volviera malvada o una bruja oscura. Weasley no se iba a parar en medio del gran comedor a lanzar maldiciones asesinas como si fueran dulces solo por qué fue seleccionada en slytherin.

Slytherin no era sinónimo de maldad o de oscuridad y a Hadrian le molestaba que pensaran eso de su casa. Aunque no lo demostrará Hadrian estaba orgulloso de ser parte de la casa de las serpientes.

Vio a Weasley sentarse los más alejado posible de sus compañeros de casa. Slytherin la rechazaba por ser una traidora de sangre y Hadrian sabía que no la iba a tener fácil. Al igual que Hadrian iba a tener que cuidarse las espaldas todo el tiempo incluso dentro de su casa. Hadrian podía empatizar un poco con su situación. El también tenía a toda la escuela en su contra por el simple hecho de pertenecer a slytherin. La única diferencia era que Hadrian ya se había hecho un nombre dentro de Slytherin y Slytherin sabía que no debía molestarlo.

A menos claro de que quisiera sufrir las consecuencias.

Pero Slytherin se conocía por su autopreservación y nadie dentro de slytherin era masoquista.

Hadrian sabía que en el momento en el que el sombrero gritó "Slytherin" a la Weasley menor estaba condenada al ostracismo y el rechazo de su familia y de toda la escuela. También sabía que Slytherin no sería para nada amable con un traidor a la sangre.

Weasley también lo sabía.

Pero si sobrevivía a todo esto y lograba hacerse un nombre en Slytherin, se convertiría en una bruja formidable. Por el momento, Hadrian se sentaría a ver cómo se iban desarrollando las cosas a partir de hoy.

Aunque por ahora Hadrian se tenía que preocupar por sus propios problemas. Incluso después de un año en Hogwarts aún podía sentir el rechazo y las miradas de los demás hacía su persona. A Hadrian le sorprendía como podían seguir enojados por el simple hecho de que el color de su corbata fuera verde y no roja como esperaban. De verdad, parecía como si Hadrian hubiese matado a toda su familia incluyendo a su pequeño perrito de dos meses. Era ridículo lo rencoroso que era el mundo mágico solo por una idea fantasiosa que tenía de él. Nunca lo conocieron y lo odian por no cumplir sus expectativas.

Por no parecerse a James Potter. Por no tener el mismo tono de ojos que Lily Potter. Por no besarle el culo a Dumbledore como los Weasley. Por no ser Gryffindor como los Potter.

Lo cual era ridículo por qué los Potter nunca fueron exclusivamente de Gryffindor. Eran descendientes directos de Gryffindor pero su abuela era una Slytherin. Sus tíos fueron Ravenclaw. Sus ancestros fueron una mezcla de las cuatro casas.

El hecho de que tanto su abuelo como su padre hayan sido de Gryffindor es pura coincidencia solamente.

Y lo hubiera sido también si hubiera sido criado por James Potter pero no fue así.

Lo crío su tío Vernon y su tía petunia. Fue criado para heredar la fortuna de los dursley y sus empresas. Fue criado para ser un empresario y hombre de negocios. Su tío le enseñó a ser astuto, inteligencia, ambicioso, determinado, despiadado y mucho más.

Sin darse cuenta Vernon crió un Slytherin en todo el sentido de la palabra.

Y Petunia le enseñó su amor por los libros y por el conocimiento. Le enseñó que ser curioso no era algo malo. Que cocinar y que le gusten las flores no era algo exclusivamente femenino. Que ser diferente no era sinónimo de ser malo. Que le gustasen los niños en vez de las niñas no lo hacía enfermo y que el conocimiento era la verdadera fuente del poder.

Sin darse cuenta Petunia crío un pequeño Ravenclaw.

Ambos, Petunia y Vernon, le enseñaron muchas cosas a lo largo de toda su infancia. Le enseñaron a ser valiente, a ser inteligente, a ser leal, a trabajar duro por aquello que quería, a ser creativo, a ser astuto, a ser ambicioso, a ser curioso, a ser amable, a ser educado, a ser determinado y a nunca darse por vencido.

Le enseñaron a ser valiente y temerario sin llegar a ser imprudente y estupido.

Le enseñaron a ser inteligente y curioso sin llegar a creer cada palabra de lo que dicen los libros y figuras de autoridad. Sino que le enseñaron a tener un criterio propio.

Le enseñaron a trabajar duro y a ser leal sin dejar que los demás abusen de ello. Le enseñaron a ser leal a uno mismo primero. Que el amor y las emociones no eran sinónimos de debilidad.

Le enseñaron a ser astuto y ambicioso pero sin llegar ser cobarde y traicionero. Le enseñaron a ser perpicaz, determinado, astuto y ambicioso.

Sin saberlo o siquiera proponérselo, los Dursley le enseñaron a ser un Gryffindor, un Ravenclaw, un Hufflepuff y un Slytherin.

Le enseñaron las cualidades de las cuatro casas de Hogwarts. Le enseñaron las mejores cualidades de cada casa equilibrando las cualidades de cada una. Le enseñaron a ser una persona. Le enseñaron a ser un buen heredero. Le enseñaron a como llegar a ser poderoso. Le enseñaron a como llegar ser el mejor. Pero sobre todo le enseñaron a ser un..














Slytherin.


Señor de la LuzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora