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- Uh, ¿George, puedes venir un momento?

El tema no se tocó, habría pasado solo un día y no había un cambio demasiado notorio en la actitud del británico, todo estaba relativamente bien. Nuevamente, un día más sin Wilbur.

- Dime - sonrió hacia el rubio, ya parado frente de él.

- Vamos a salir.

- Son las diez de la noche-

- Es lindo, ven.

Sin nada más que decir, tomó de la mano al más bajo y salió de la casa, cerrando la puerta y empezando a caminar mientras escuchaba murmullos molestos del chico que estaba a un lado suyo; una sonrisa burlona se había apoderado de su rostro por aquello.

- ¿A dónde vamos? - dijo casi como un lloriqueo, no estaba de humor para salir. Hasta que el rubio se detuvo en seco.

- ¿Qué te sucede? - soltó de una forma suave, aunque la desesperación corría por su ser. El británico había cambiado su actitud más alegre, mucho más alegre de lo normal. Y aunque sólo había un día, los demás en la casa pudieron notarlo.

- Si tuviera que alejarme de ti, me esperarías, ¿Verdad?

Bajando su mirada y comenzando a caminar, ignorando completamente su propia pregunta y siguiendo sin esperar respuesta.

- Hey, hey, hey…

Posó su mano en el hombro del pelinegro y lo giró hacia su dirección, podía ver la mirada nerviosa de su quedante, quien intentó zafarse y seguir pero el ojiverde lo impidió.

- Siéntate

- ¿Qué? - dijo burlonamente mientras mirada los ojos verdes del contrario, quien solo asintió. Sin nada más que hacer, decidió acatar su petición, sentándose de piernas cruzadas en la acera bajo un umbral, podía sentir la luz artificial en su rostro.

Observando como el rubio suspiró y se sentó frente de él, en la misma posición que él estaba.

- No me importa en donde estés, George - sonrió suavemente al ver los ojos dudosos del contrario, como si dudara de si realmente lo esperaría.

- Eres tan especial que es molesto - rió y vió como el mencionado rodó los ojos con burla, mientras reía suavemente - Me gustaría algún día poder deslizar un anillo en tu dedo, incluso…

Su sonrisa se suavizó, sus impulsos le ganaron. Vió como la expresión de George cambió con sorpresa, derritiéndose al ver los ojos oscuros del otro.

Si eso no era amor, no sabía lo que era.

- De verdad, eres todo lo que tengo ahora.

Tomando las manos del de cabello oscuro y haciendo pequeños círculos con su pulgar antes de comenzar a hablar de nuevo.

- Quiero que salgamos y poder decir 'Miralo, es todo lo que tengo' - bajó su mirada por su nerviosismo, ¿Qué estaba diciendo? Sus impulsos le ganaban, y no es que no quisiera decir eso, pero no eran algo ¿O sí?

- Y créeme, podría caer de nuevo.

Acercándose suavemente a abrazarlo por el cuello, mientras el contrario correspondía.

- Además, tal vez hoy lo logre - susurró en el oído del otro con un poco de burla, separándose del abrazo y mirando la expresión confundida del británico.

19 of June | dreamnotfoundDonde viven las historias. Descúbrelo ahora