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- ¿Y si no me quiere ver ya? - habló el británico mientras caminaba a la par de la chica, camino a su hogar.

- Cállate, apuesto que lo quiere - golpeó su hombro con diversión - Aunque si quieres podemos regresarnos, lo que prefieras - ahora su tono suavizado mientras sonreía.

- Tus cambios de humor a veces dan miedo, Willow - rió un poco mientras su acompañante solo rodó los ojos con burla.

- ¿Vendrás conmigo?

- ¿A qué te refieres? - cuestionó con confusión mientras su mirada se dirigía a su amigo.

- Ya sabes... Texas - reprimiendo cualquier sentimiento o pensamiento negativo en ese momento, no le ponía para nada feliz el hecho de que después de la despedida, realmente se iría.

- Sabes que en su casa no hay una cámara que no te esté vigilando - bromeó mientras veía como una sonrisa se formó en los labios contrarios - Y de hecho, sí. Antes de que llegaras me llamó y dijo un par de cosas como 'viajarás con él', no tengo mucho problema con eso; puedo decir que siempre vió lo bien que nos llevamos.

- Al menos vió eso - dijo con burla mientras escuchaba la risa de la castaña junto a la suya.

- Pero lo que yo sí puedo ver... - dijo con referencia al tema anterior - Llegamos ¿No?

- Supongo - se encogió de hombros mientras sonreía con nerviosismo

- ¿Hay algún lugar donde pueda ir? No quiero ver besos o abrazos, ew - rió con diversión junto al chico.

- Puedes dar la vuelta, si te pierdes, me llamas - sonrió.

- Recuerda tienes... - hizo una pausa para mirar el reloj en su muñeca, haciendo una mueca - una hora y media. Después de eso, tenemos que estar en casa, te llamaré para avisarte, no porque me voy a perder - volvió a tener una sonrisa en su rostro.

En parte, eso era lo que le agradaba a George; su gran actitud.

- Ven acá, Willow - habló despacio, atrayendola a un abrazo - Te quiero, mucho, Will.

- Calla, guarda la cursilería con tu novio - rió, escuchó un bufido del contrario como respuesta - Yo también, supongo.

- ¡Willow! - se separó y le dió un ligero golpe en el brazo con una sonrisa, escuchando la risa más fuerte de la otra.

- Recuérdalo, una hora y media - hizo un gesto para después alejarse de ahí, cruzando la acera y probablemente llamando después para avisar que se perdió.

El británico solamente bufó con diversión por su propio pensamiento, conteniendo su risa.

Pero ahí se encontraba, frente a su puerta.

¿Sería raro tocar? O tal vez, el de ojos verdes ni siquiera estaría ahí.

Soltó un pequeño suspiro, mientras dió un ligero toque en la puerta blanca. Que raro se sentía tocar en su propia puerta.

Sin respuesta.

Tocando de nuevo aunque con un poco más de fuerza, sin lograr que alguna atención llegara a él. La suerte no estaba de su lado.

Tocó una tercera vez, con mucha más fuerza, casi acumulada por la molestia y desesperación que tenía. La tercera es la vencida.

Y tal vez, sí.

19 of June | dreamnotfoundDonde viven las historias. Descúbrelo ahora