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- ¿Puedes abrir, George? Sapnap no está aquí y ese es su trabajo - sonrió el mexicano, mientras recibía un asentimiento por la parte contraria, acercando su paso hacia la puerta. Habían organizado sus labores para que cada quien hiciera algo, y ya mencionado; Sapnap abría la puerta.

Abriendo despreocupadamente mientras veía de nuevo a su padre.

- No - sonrió mientras cerraba la puerta en su cara. Recibiendo una ligera risa de Alex al ver su acción, aunque no pudo ver a quien era el que tocaba.

- ¿Quién era?

- El mismo diablo en persona, no abras - sonrió sarcásticamente esperando a que su amigo captara quien era en realidad.

Pero solo recibió un abrazo y no una risa a su broma de mal gusto como esperaba. Separándose de él cuando escuchó a alguien entrar a la habitación.

- ¿Quién es? - se acercó el rubio a George, rodeando al chico en un abrazo por la espalda, plantando un beso en el cabello oscuro del mismo.

- Consigue una maldita habitación - hizo una mueca de disgusto hacia ellos y solo ganó risas a cambio.

- ¿Dormiste bien? - susurró para el británico, ignorando el comentario burlón de su amigo. Bajando su mirada para poder verle.

- Muy bien, lindo - susurró de vuelta con su mirada en alto para poder ver al rubio.

- ¡Eso lo escuché! - haciendo que los involucrados rieran, siendo interrumpidos por otro toque en la puerta, recordando la situación inicial.

- Cierto, el diablo - dijo Alex señalando a la puerta, ganando una pequeña risa de George, mientras que el rubio solo los miró confundido.

George hizo un gesto para que Alex se fuera, pero él negó con la cabeza.

- No, puedo patearlo si quieres - sonrió, mientras el otro solo rodaba los ojos por la broma.

- Clay está conmigo - sostuvo la mano del mencionado y una sonrisa se formó en sus labios cuando entrelazaron los dedos.

Haciendo un gesto dramático se retiró de la sala de estar, mientras se escuchaba un toque más desesperado en la puerta. Parecía no rendirse, después de haber tardado tanto en abrir.

- Buen día, George - fue lo primero que dijo al ver el rostro de su hijo parado allí.

- Hola... - respondió alargando la última letra con un tono desanimado - ¿Qué se te ofrece, de nuevo?

- Sabes a lo qué vengo.

El rubio le dedicó una mirada confundida detrás de la puerta, no quería suponer nada en contra suya.

- De verdad estoy ocupado hoy... - intentaba poner una excusa cuando escuchó interrumpirlo Clay. 'Estamos' fue lo único que dijo, con intención de corregirlo, pero eso fue suficiente para que el padre de George lo escuchara y su mirada se enfureciera más de lo que ya estaba.

- Oh... Hola, Clay - dijo entre dientes. Pero lo único que causó en el rubio fue una risa que luchó por reprimir, el padre del británico ya lo había reconocido.

Salió de detrás de la puerta y sonrió, tomando de la mano a George y sacándolo del marco de vista de la puerta de entrada.

- ¿Ves? Tu padre me reconoce, ya me puedo casar contigo - sonrió por su broma, que en el fondo no esperaba que lo fuera. Lo hacía para calmarlo, no quería verlo con su respiración temblorosa o algo más. Le rompía ver a cualquier persona así, que quien debería amarte, es la persona que más te trae inseguridad y miedo.

19 of June | dreamnotfoundDonde viven las historias. Descúbrelo ahora