Epílogo.

421 54 17
                                    

Tú y yo. ¿Qué sería yo sin ti?

Fueron unas de sus últimas palabras en el brindis de su boda.

¿Qué sería de él sin sus sonrisas o abrazos inesperados con la intención de ponerle nervioso?

No sería el mismo, no podría sentir lo que siente al escuchar su bonita voz mañanera junto con un ‘buenos días’ que siempre lo hace reír.

No sentiría sus días pegajosos en los que solo siente que es amado y no utilizado.

No le dedica canciones de amor, porque ya hay muchas, le dedica lo que es ahora.

El como se siente, el como se ve, el como él sonríe. El sentimiento de saber que está a su lado es la cosa más sencilla y a la vez reconfortante.

El bonito rubio sucio de su cabello y el brillante verde de sus ojos lo hace suspirar como si no hubiera un mañana. Y aunque no pueda verlos con claridad, él sabe que son hermosos.

Espera que sienta lo mismo y se haga la misma pregunta, ¿Qué sería sin él?

Después de tener tantas pláticas tontas y serias se da cuenta de no fue mala idea regresar por él. Porque es lo que le mantiene a flote ahora.

Es esa forma de amor que no había conocido y que ahora, siente como si la hubiera tenido desde que tiene memoria.

Y si algún día, se dejan ir, espera que sea por el bien de los dos.

Por el bien del rubio, por saber que será feliz y saber que estarán juntos como un recuerdo aunque sus caminos ya no cruzen.

¿Qué sería yo sin ti, Clay?

No pudo evitar enamorarse de él.

Ve lo que es ahora: lo que son.

Su hogar, su casa. Su gato, aunque los dos saben que lo quiere más a él.

Sus amigos.

Willow, Niki y Wilbur que les ayudaron en su ‘no sabemos planear bodas’. Alex y Sapnap simplemente riendo porque ellos tres no se ponían de acuerdo en que tipo de flor se usaría.

Aunque todos terminaron haciendo su parte.

Una pequeña reunión, simplemente eso. Pero que recordará como un día feliz.

Recuerda la cara de sus padres cuando les dió la noticia, era lo mejor. Aunque luego abalanzaron sobre él llenandole de felicitaciones.

Envió la invitación a ambos de sus padres, ninguno asistió, pero no le hizo falta.

La madre del ojiverde tan considerada, la quiere como si la conociera de toda su vida. Incluso como su propia madre.

Recuerda que la última vez que vieron fue en navidad, y ella puso etiquetas al glaseado que usarían para decorar las galletas, cada una con el color que era. Un simple gesto que le hizo sonreír de ternura y a la vez, de agradecimiento.

Sus hermanas, simplemente haciendo burla de que no será soltero por toda su vida y preguntándole cuanto dinero me diste para fingirlo.

El de ojos verdes tiene la idea de cuidar un pequeño niño y no se puede resistir al puchero que hace al imaginarlo correr por su casa compartida.

La forma en la que sueña en la que le diga ‘papá’ y el bonito brillo que se forma en sus ojos.

‘Podría decir mucho más, pero solo sé que me queda tanto contigo que no me quiero adelantar’ con eso concluyó, haciendo reír al más alto junto con los demás.

19 of June | dreamnotfoundDonde viven las historias. Descúbrelo ahora