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Estaba a unos minutos de salir a cenar con Jesús y el cosquilleo en mi estómago incrementaba de tan solo imaginar lo que podría ocurrir, me sentía tan feliz, tan emocionada, tan plena. 

El había mencionado que está vez sería algo romántico y elegante, ciertamente yo no estaba tan acostumbrado a eso, pero con él me sentía cómoda. Era nuestra segunda cita oficial, pero sentía un poco de pena por todo lo que seguro él estaría gastando, al venir y hacer esto posible.

Traté de relajarme y concentrarme en mi ligero maquillaje que intentaba combinarlo con mi vestido, tuve que tomar uno de los nuevos que había comprado, después de todo era para eso ¿No? 

Di un pequeño salto cuando mi celular sonó y temí que fuera Jesús avisando que se encontraba abajo esperando, cuando yo iba a mitad de mi “transformación”. Afortunadamente era Carolina con un mensaje de buena suerte, la había mantenido al tanto y por cuestiones de su servicio no pudo venir ayudarme, pero estaba conmigo a través de mensajes, la amaba. 

Caro 💖:

“No puedo esperar a que me cuentes absolutamente todo, disfruta esta noche con él, mereces todo lo que te está ocurriendo, te quiero mucho Lilibeth. ❤️”

Yo:

“Probablemente mañana no asista a clases, pero te contaré todo. Te quiero más. ❤️”

Una falta en clases no me iba a perjudicar mucho, además de que solo eran revisiones.

Dejé mi teléfono a un lado y continúe con los últimos retoques, no faltaría mucho para que Jesús llegará, así que tenía que darme prisa. 

Cuando estuve lista, por último me puse un poco de la fragancia que mi hermana me había regalado el día de mi cumpleaños número dieciocho y que desde entonces se convirtió en mi favorita. 

Me miré al espejo, parecía irreconocible, pero me gustaba y me sentía cómoda en la manera que estaba. Mi vestido azúl resaltaba mi piel blanca, cuidadosamente había elegido hacer unas ligeras ondas en las puntas de mi cabello, y lo esencial, mi pintalabios rojo. 

Puse todo lo necesario en mi pequeño bolso, cuando el timbre sonó por todo el departamento. Mi piel se erizo y solté un chillido de emoción al saber que se trataba de Jesús. 

Me puse la correa de mi bolso en mi hombro y respiré profundamente antes de salir de mi habitación, al llegar a la puerta principal volví a respirar profundamente y sonreí girando la perilla para abrirla. Pero mi sonrisa se desvaneció rápidamente y mi alegría se transformó en incomodidad, decepción y furia. 

No era Jesús, era Carlos. 

Arrugue la frente inconscientemente, estaba confundida, no sabía qué hacía él aquí. 

—Hola Isa. —Saludó mirando mi vestido y luego mi rostro que seguro no tenía la mejor expresión.—

—¿Qué haces aquí? —Pregunté mirando por el pasillo, en buen momento se le ocurrió venir, Jesús estaba a nada de pasar por mi.— 

—Luces hermosa.—Dijo, pero ese halago no me produjo nada como lo hacía antes, aunque ciertamente era no era de hacerme halagos, su ego era muy grande para hacerlo.—¿Saldrás?

—Escucha Carlos, no sé la razón de porqué estás aquí, pero este…

Mis ojos se abrieron aún más al ver que Jesús se acercaba, quería desmayarme. Tal vez era al ver lo atractivo que se veía con ese traje completamente negro y su sonrisa de ensueño, o tal vez era porque mi peor ex trataba de arruinar mi noche. 

Diecinueve.┇Canelo Angulo. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora