Jesús era tan malditamente hermoso que lograba quitarme el aliento. Me había despertado temprano solo para verlo dormir como una acosadora.
Había memorizado cada línea de su perfecto rostro, su ceño ligeramente fruncido, el movimiento de sus pestañas, su nariz que me encantaba tanto y esos labios…
No podía evitar soltar suspiros mientras lo observaba detenidamente, me gustaba tanto, desde el primer día aún cuando él no sabía de mi existencia.
Y es que no era tan fácil olvidar el día en que se dieron a conocer los refuerzos del equipo, para mí él fue el que más resaltaba entre todos ellos, tanto por su nivel de juego y por su físico, fue un tipo de crush al instante.
Recuerdo que después de aquello fui a casa y comencé a seguirlo en sus redes sociales, deteniéndome a ver sus fotos, sin olvidar darle un like a cada una y cada vez que sabía algo de él me gustaba más.
Las vueltas de la vida, era increíble y emocionante que ahora él estuviera durmiendo en mi cama después de… bueno, omitiré aquello.
Me abracé a su cuerpo, como si alguien estuviera a punto de alejarme de él y suspiré nuevamente. Lógicamente sabía que lo vería pronto cuando el torneo se reanudara y el equipo viajará a Ciudad de México para enfrentar a Cruz Azul, pero luego de estar una semana en sus brazos, sería difícil volver a estar sola en aquella ciudad.
Era nuestro último día de vacaciones juntos. Jesús sería el primero en marcharse mañana por la mañana, porque tenía que hacerse algunos exámenes médicos que el equipo requería. Mientras que yo me quedaría el resto del fin de semana en casa de mis padres.
Se me pinchaba el corazón cada vez que recordaba que el día de mañana los dos estaríamos en ciudades diferentes, volviendo a nuestra normalidad, sin sentir la cercanía del otro. Solo conformándonos con mensajes de texto y videollamadas.
Dios, sería una verdadera tortura.
Unos minutos más tarde, él abrió los ojos y parpadeó algunas veces. Me miró y sonrió, yo también sonreí, aunque mi sonrisa no era la misma.
No dijimos nada, solamente me beso y nos tiramos como dos locos desesperados como si fuera la última vez. Ninguno de los dos mencionó nada y creo que era lo mejor, porque hubiéramos tenido que reconocer que nuestro tiempo se estaba terminando.
Tuvimos que salir de la cama porque mis padres nos esperaban abajo para desayunar, después de habernos alistado bajamos al comedor, dónde mi papá le daba un mordisco a su tostada.
—¡Buenos días dormilones! —Saludó mi papá llamando la atención de mi mamá quien salía de la cocina con una sonrisa de oreja a oreja.
—Buenos días —Respondió Jesús saludando a mi padre con un abrazo, me parecía cómico y tierno que hicieran eso todas las mañanas, parecía que se llevaban muy bien y eso me ponía muy feliz.
—Buenos días —Canturreo mi madre dejando una jarra de jugo de naranja sobre la mesa y posteriormente darme un beso en la mejilla —Tomen asiento y sírvanse lo que gusten.
Mi madre saludó a Jesús también, él respondió algo que no logré escuchar bien cuando yo me sentaba frente a la mesa e intentaba sonreír. Miré el desayuno y el estómago se me revolvió, ni siquiera tenía apetito.
—¿Quieres que te sirva algo? —Me preguntó Jesús llamando mi atención.
Levante la mirada percatandome que tres pares de ojos me miraban curiosos y maldita sea, los tres que se encontraban ahí me conocían muy bien, así que traté de aligerar el ambiente.
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Diecinueve.┇Canelo Angulo.
Fanfiction『¿Las cosas pasan por algo por algo." y "No es el tiempo, es la persona." ;Son algunas frases que a Isabel se le cruzaban por la mente cuando comenzó a conocer a uno de los futbolistas más queridos de Guadalajara. Después de su ruptura amorosa, Isa...