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Mi alarma sonó muy temprano, pero no había sido eso lo que me había despertado, si no la emoción que sentía. 

Hoy era Martes, hoy era el día en el que volvería a verlo nuevamente.

Era emocionante.

Nuestra relación seguía igual a pesar de la distancia, nuestros mensajes y llamadas nunca perdieron su toque, siempre teníamos algo que contarnos. Era dulce y sugestivo.  

Me preparé con un buen humor, me había esforzado en mi vestimenta y mi cabello, porque probablemente cuando mi clase terminará, no alcanzaría para regresar a casa y cambiarme de ropa.

Había pensado en prepararle una cena especial y daba gracias a que el día de hoy no trabaja por la tarde en la radiodifusora. 

El día anterior había comprado las cosas necesarias para este día, había estado ocupada toda la tarde comprando y pensando en qué cocinaría para él.

Antes de salir de casa contesté a todos sus mensajes, supuse que él seguía dormido porque no había hora de conexión de esta mañana. 

Estaba tan emocionada de que él viniera a verme que ni siquiera presté atención a mis clases y es que lo único interesante que había es que pronto comenzaríamos a organizar nuestra graduación, claro antes de realizar nuestro servicio social. Al final de semana tendríamos que revisar nuestros lugares y yo ya estaba hecha un lío con eso.

Intenté relajarme cuando estaba en mi receso mientras hechaba un vistazo a mi teléfono frunciendo el ceño al no ver alguna respuesta por parte de Jesús está mañana, revisé su conexión, seguía teniendo la misma de ayer por la noche. 

Comencé a preocuparme, mis mensajes le habían llegado, pero al parecer él aún no se había conectado, tal vez estaba ocupado. 

Respiré profundamente y guardé mi teléfono en mi mochila, pero justo cuando lo hacía, este comenzó a sonar. 

Rápidamente lo saqué y sonreí como boba al ver el nombre de Jesús en la pantalla, ni si quiera demoré mucho en atender su llamada.

—Hola amor —Salude casi de forma melosa.

—Hola bebé… —Respondió, pero su tono de voz no era el mismo, sonaba apagado y sin emoción.

—¿Pasa algo? 

—Muchas cosas —Respondió él de la misma forma comenzando a preocuparme —Ni si quiera sé cómo decírtelo.

—No lo sé, solo dilo —Contesté después al borde de la desesperación después de que él no dijera nada más.

—Isa perdóname, pero no podré ir a verte.

Fue directo y creo que el tiempo se detuvo en cuanto lo escuché decir eso, la mente se me puso en blanco y no supe qué responderle.

—Surgió de último momento para el equipo, una fundación vendrá a visitarnos en el entrenamiento y se quedarán con nosotros al terminar, tenemos que estar con ellos por la tarde. —Explicó él cambiando su tono a un preocupado.

—Está bien, está bien, no te preocupes… 

El pecho se me apretó y un ligero amargo dolor me recorrió. 

—Perdón de verdad, esto no está en mis manos, no sabes lo pésimo que me siento ahora. 

Él sonaba sincero de verdad y lo entendía, eran cosas de su trabajo, no de él. Así que intenté no sonar tan apagada con aquella mala noticia porque en verdad me dolía que no pudiéramos estar juntos, me dolía haber estado muy ilusionada y haberme demorado preparando todo. Supongo que tenía que esperar. 

Diecinueve.┇Canelo Angulo. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora