3.

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EL PARTIDO.

La noche del partido llegó y no podía con toda la emoción que sentía, estaba tan ansiosa y nerviosa que mi piel estaba erizada, pero me rehusaba a ponerme mi chaqueta de mezclilla, tenía que lucir mi jersey del equipo.

—¡Ay Carolina! —Escuché a Sebastián gritarle a mi amiga en cuanto caminábamos a nuestros asientos, justo en la fila de abajo, para poder ver a nuestros jugadores de cerca y con suerte saludarlos. Cuánto deseaba eso.—

—Chicos, aquí es. —Les dije al llegar a nuestros lugares.—

—¡Ay no! Nos van a pegar aquí. —Chilló mi amiga y Sebastián rodó los ojos.— 

—Guarda silencio, voy a comenzar a grabar para una historia de Instagram. 

Dijo él apuntando su cámara a la cancha y yo me reí al ver la mueca de mi amiga. No bastó mucho cuando faltaba poco para que el partido iniciara y el estadio comenzará a llenarse, era obvio que la mayor afición reunida aquí sería de las Chivas, todos los boletos se habían terminado.

—Van a salir. —Sebastian me dijo cuando todos comenzaron a gritar eufóricos, y así fue. Nuestros jugadores rojiblancos salieron en una fila para comenzar el calentamiento.

Grité grabando con la cámara de mi celular al ver a nuestros jugadores entrar a la cancha. Algunos de ellos comenzaron a saludar a la afición con la mano en el aire haciendo más sonoros los gritos, que bien se sentía recibirlos en la ciudad y que mejor que ellos sepan que tenían una gran familia esperándolos en cada partido.

Los dos equipos comenzaron a entrar en calor, corriendo y saltando o esquivando algunos conos. Yo sentía mi corazón salir con mucha más fuerza al verlos ahí, todo parecía un sueño.

—¡Pollo te amo! —Sebastián gritó en medio de todo el ruido y el giró para mirarlo al escucharlo. Nos mostró una sonrisa y alzó su mano en forma de saludo, los tres reímos sin creerlo, después el jugador con el dorsal número catorce siguió con su calentamiento. —

Me puse de pie y justo cuando estaba por sacar algunas otras fotos con mi celular, una llamada de Carlos entró y mi corazón se detuvo. Fruncí el ceño, a pesar de no tener más registrado su número, pude reconocerlo.

Sentí un fuerte golpe en el rostro que había llegado con el aire, mi celular cayó de mis manos y después sentí caerme, pero unos brazos me detuvieron. 

—¡Isabel! ¡Isabel! 

Escuché que mis amigos me llamaban, pero todo se volvió negro en ese momento. Lo único que recuerdo haber visto antes de desmayarme fue un balón y algunas personas queriendo ayudar.

El olor alcohol ardió en mi nariz y aún sintiendo los párpados pesados abrí los ojos lentamente sintiendo algo helado en la parte derecha de mi cabeza. 

—¿Qué pasó?...¿Me morí? —Pregunté escuchando algunas risas y pronto el ruido del estadio.—

—Fue un desmayó ¿Cómo te sientes? —Escuché una voz desconocida y miré a la persona, parecía ser un auxiliar médico.—

—Me duele un poco la cabeza. —Respondí removiendome y sintiendo el dolor automático, gemi.—

—Será pasajero, no te preocupes. —Dijo el hombre desconocido dándome una botella de agua junto a una pastilla.— Tómala te servirá. 

Diecinueve.┇Canelo Angulo. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora