Diecinueve.┇Canelo Angulo.

24.

Cuando abrí los ojos, tardé un poco en acostumbrarme a la luz del día. Tuve que parpadear algunas veces para notar que mi mejilla estaba apoyada en el pecho de mi novio, fue justo ahí cuando recordé todo lo que había ocurrido la noche anterior. 

Me aparté con cuidado de él para no despertarlo y salí de la cama evitando hacer ruido. 

Fui de puntillas al cuarto de baño, no sin antes echarle una última vista a Jesús, quien seguía durmiendo plácidamente. 

Hice mis necesidades y posteriormente me metí a la regadera, el agua caliente no tardó mucho en salir y creo que me demoré de más, por qué cuando salí de ahí y me dirigí a la habitación Jesús ya había despertado y había pedido el desayuno al cuarto del hotel. 

Él solo se había molestado en ponerse unos pantalones de algodón, cuando me vió salir me sonrió ampliamente.

—¡Mirá lo que te he pedido!

Me acerqué a la mesa y mis ojos se abrieron de par en par al ver la tarta de fresa. 

—Creo que te quiero —Le dije tomando su rostro entre mis manos para besarlo. —Buenos días. 

Jesús me puso mala cara.

—Pero te amo. 

Volví a decir cuando me separaba y me sentaba frente a él. Me dedicó una sonrisa misteriosa antes de beber un sorbo de su café y yo me puse roja sin saber por qué. 

—He hablado con mi suegra y tú prima.

Me dijo, yo asentí y después fruncí el ceño. Tarde un poco en entender. 

—¡¿Qué?! 

Casi escupo cuando se lo dije, él sonrió aún más y parecía que se divertía de mi reacción ¿Pero en qué momento había hablado con mi madre? 

—¿Por qué no me habías dicho que tu prima se casaría está semana?  

Me preguntó sonando un poco ofendido. Me aclaré la garganta y bajé la mirada a mi tarta de fresa, se veía exquisita.

—Por qué se me pasó, no lo sé —Me aclaré la garganta y levanté la barbilla. —¿Hablaste con ella también? 

—Si, tú madre llamó a mi número cuando estabas en el baño, dice que no le has vuelto a llamar y que no has respondido sus mensajes. 

Respiré profundamente sirviendome un poco de leche de fresa, parecía que alguien ya estaba al tanto de mi desayuno favorito, me encantaba.

—Bueno, no pensaba ir.

—Tú no, pero yo sí. 

—¿Qué? 

—Si, tú prima me ha invitado y mi suegra me ha dicho que puedo quedarme en su casa. 

Si, típico de mi madre. Ahora ya amaba a Jesús. 

—Pues buena suerte —Dije riendo mientras partía un pedazo de mi tarta.

—¿Quieres ir conmigo a la boda de tu prima? 

—¿De verdad quieres ir?

Pregunté un poco incómoda.

—¿Por qué no? Así aprovechó para conocer a tú familia.

—Pero está muy lejos de aquí, incluso de Guadalajara. 

Y ahí de nuevo venía el tema, pero es que yo no podía quedarme solo así.

—No te preocupes, tomaremos un vuelo, desde hoy compraré nuestros boletos. —Lo dijo tan normal mientras mordía una tostada.