Capítulo III

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Colocó su dedo anular para marcar su salida. Respiró profundo retirando su dedo, quedando registrada su salida, comenzó a caminar notando como su cuerpo seguía con cierto temblor, porque si bien es cierto, nadie estaba preparado para recibir dicho ataque, menos de una mujer obsesionada que quería de todas las formas posibles presionarla para una relación forzosa. Robó tres barritas de la cocina y se dirigió a su locker colocó la contraseña para sacar sus pertenecias. Cuando la puerta se abrió, tomó su bolso para bajar el zipper del bolso para tomar su móvil, lo desbloqueó y le envió un mensaje a sus padres informándoles que ya estaba de camino a su casa.

Sacó su ropa de cambio con calma y se puso su amada suéter, en ese momento su cuerpo se sintió un poco satisfecho por cubrirse del frío. Colocó en su hombro el bolso y cerró la puerta apagando las luces a su paso. Cuando llegó a la entrada principal se encontró con la Marina mirando en dirección hacia el mar, parecía sumergida ante la imagen del mar frente a ella. Kara caminó unos cuántos pasos manteniéndose aún distante se aclaró la garganta alertándola de su presencia.

— Hay una vista increíble desde aquí — comentó sin mirarla unos instantes. Kara no respondió solo se quedó analizando su perfil — Bien, es hora de que comencemos a irnos en unos — miró su reloj calculando los minutos — Quince, o veinte minutos la bella durmiente despertará y no muy feliz — Kara solo asintió.

Comenzaron a caminar en silencio. Lena tenía sus manos en las bolsas de su pantalón sin inmutarse al frío que recorría todo su sistema. La rubia hacía lo mismo con su suéter de la Universidad, seguía conservándola por su gran amor hacia esa institución, pero el silencio la sofocaba, ella era periodista, nunca había sido su fuerte quedarse callada tanto tiempo.

— Así que — Lena la miró unos instantes arqueando una ceja. Kara nunca pensó que ese simple gesto podría verse tan bien en alguien — Eres una mujer militar — fue lo primero que se le vino a la mente.

— Sí, lo soy desde unos cuántos años — le sonrió de medio lado mirándola con brevedad — ¿Por qué, duda de que lo sea?

— No, yo no quise dar a entender eso — corrigió de inmediato — Lena soltó una pequeña risa un tanto sarcástica.

— Sé a lo que se refiere, señorita — volvió a arquear su ceja tensando un poco su mandíbula — Mi apariencia suele confundir todo el tiempo a las personas.

— Es verdad — admitió Kara tratando de poner un tono neutro.

Siguieron caminando unas cuántas calles más. Muchas personas saludaron a Kara en el momento que la vieron pasar, también miraban a Lena con curiosidad, ella solo saludaba con cortesía, después de todo los vería siempre que saliera. Observó como la rubia miraba con intensidad hacia su hogar en el momento que pasaron justo en frente, eso le llamó su atención, quiso preguntar, pero recordó que la mujer ni siquiera le había dado su nombre. Así que prefirió dejarlo pasar, total, no le estaba haciendo nada con solo verla, tampoco tenía rastros de malicia en su mirada, sino de anhelo.

Caminaron unos cuántos minutos más hasta detenerse frente a una casa esquinera al otro lado de la playa. Mucho mejor la vista desde aquí, suspiró dirigiendo su mirada a la socorrista que no sabía ni qué hacer.

— Bueno, creo que hemos llegado a su destino. Sin embargo, no estaría demás aconsejarle que ponga la denuncia — Kara prestaba atención sintiéndose irritada — Está consciente de que eso fue un intento de homicidio, ¿cierto?

—  ¡Por supuesto que lo sé! — vociferó rodando sus ojos comenzando a caminar hacia la entrada — Gracias por acompañarme, aunque no lo necesitaba — Lena la miró sin sentimiento alguno, así como le mostraron a ser en el Ejército.

Riesgo De AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora