Epílogo

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Dos años pasaron para que la familia Danvers Luthor comenzara con el proceso de agrandar su familia. Para sorpresa de las chicas, el tratamiento de fertilización había resultado muy exitoso, no solo tendrían un hijo, tendrían dos. Lena estaba embarazada de mellizos, quiso ser ella que llevara en su vientre a sus hijos, no necesitaron un donante de esperma, la ojiverde con su grupo de exitosos científicos lograron transformar el óvulo de Kara en espermatozoide, este resultó ser bastante fuerte para que tuvieran dicho resultado.

Tyler estaba más que feliz de tener dos hermanitos a la vez, ya no se sentiría aburrido de hablar con sus pequeños compañeros del Jardín de Niños sin que lo entendiera, resultó ser bastante accesible en atender a su mamá Lena sin quejas, amaba consentirla con su mami Kara. El pequeño visitaba cada cierto tiempo a su abuela Lillian que, se acogió a su retiro de una forma positiva, se permitía sentir y vivir la vida como si fuera el último día que abriera los ojos. Jugaban Ajedrez hasta el cansancio y veían diferentes exposiciones en algunos museos importantes, en verdad eran abuela y nieto.

Pero, Tyler no solo era así con la abuela Lillian, también lo era con sus abuelos Danvers, los amaba con todo su ser. Se turnaba los fines de semana para visitar Metrópolis y Midvale. Tenía mucho amor que dar, así como se lo daba a sus tíos favoritos y primos, porque sí, tanto como Alex y Sam adoptaron más hijos y Lex estaba por convertirse en papá primerizo.

— No puedo creer que Lena haya alquilado Disneyland solo para nosotros — habló Alex sorprendida tomando un martini en el jet privado Luthor.

— Yo tampoco creí que lo haría — seguía sorprendida Kara de su esposa que estaba dormida a su lado con su creciente vientre — Cuando Tyler le preguntó si podía comprar Disney para él, tuve miedo.

— La hubieras dejado, ¿te imaginas a Lena Luthor dueña del Ratón Mágico? — Sam estaba alucinando riéndose de la rubia.

Lena nunca olvidaba sus promesas, se había prometido concederle a Tyler un día para él solo en Disneyland y lo cumplió. Ese era su destino, no solo disfrutaría él; lo haría toda su familia, porque así se disfrutaba más de cualquier cosa, juntos.

Kara completaba el rostro de su esposa dormir en una posición cómoda y sonrió embelesada empezando a tocar su pancita, sería mamá de mellizos, ni en sus locos sueños lo imaginó, Lisa y Luke Danvers Luthor, así se llamarían los bebés. Tuvo intentos de reírse por recordar la noche en que casi se desvelaron por encontrar los nombres ideales, hasta su hijo, que pronto sería el mayor, tuvo participación en la elección.

— Tengo tanta hambre que podría comerme el mundo — gruñó Lena aun con los ojos cerrados haciéndola reír — Estos bebés me harán engordar mucho.

— Tienes dos bocas más que alimentar, mi amor — le sonrió ayudándola a acomodarse — ¿Llamamos a la azafata para que te aliste de comer?

— Mhm, no — comenzó a acariciarse el vientre, llevaba cinco meses de embarazo — Tengo antojos de comer en comida rápida, aquí no hay de eso, Kara — estaba un poco irritada.

— Tranquila, cielo — empezó a acariciarle su cabello, siempre sus cambios de humor estaban relacionados con las hormonas — Las chicas siguen sin creer que hayas alquilado Disneyland por un día.

— Se lo debía a nuestro hijo — suspiró mirando hacia donde estaban los niños viendo fábulas — Amo tanto a mis hijos que haría cualquier cosa por ellos.

— ¿A mí no me amas? — bromeó haciendo un pequeño puchero y Lena comenzó a reírse.

— Con todo mi ser, Kara Danvers — la jaló de su abrigo para darle un beso apasionado — Eres lo más hermoso que hay.

— Tú también lo eres — sonrió embobada por su esposa — Espero que digas lo mismo cuando te ponga las orejitas de Mickey.

— ¡¿Qué?! — abrió los ojos con amplitud — ¡En tus sueños! Soy Lena Kieran Luthor, la CEO más importante de todo el país — Kara comenzó a reírse con fuerza — Deja de reírte de mí, Kara. Por hacerlo tendrás que dormir en el sillón cuando volvamos del viaje.

— ¡No, amorcito! — casi se arrodilla ante ella haciéndole su invencible puchero, o no tanto — Era una broma, amor.

— ¡Gobernada! — gritaron todos entre risas haciendo sonrojar a la rubia que solo escuchaba las carcajadas de Lena retumbando en sus oídos.

— El que ríe de último, ríe mejor — arqueó una ceja satisfecha.

— Qué mala eres, Lena.

— Cariño, soy una Luthor — sonrió con orgullo.

Riesgo De AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora