Capítulo XIX

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La pedida de mano fue un sueño hecho realidad para Kara Danvers, no podía apartar de su memoria la forma en que estaba decorado el bello mirador, ni mucho menos podría olvidar como fueron recibidas por la voz en vivo de James Arthur, ahí estaba parado en un pequeño escenario sonriéndoles con dulzura, no, no podría olvidar nunca el momento que marcó para siempre su vida. Lena Luthor había logrado hacerla sentir como una princesa en un cuento de hadas, ¿cómo iba a rechazar a la mujer que le devolvió las ganas de amar intensamente? Suspiraba incontables veces mientras conducía a su nueva ruta de trabajo, tarareaba la canción que James cantó y no dejaba de escuchar las dulces palabras de esa mujer que se convertiría en su esposa tan pronto, no imaginó que fuera así de rápido, pero; ¿a quién le importaba el tiempo? Estaría caminando hacia el amor de su vida, su verdadero amor y por el que esperó tanto tiempo sin darse ni cuenta.

- Te amo tanto, Lena Luthor - murmuró estacionándose en su propio edificio.

Recuerdo

Kara sonrió ampliamente cuando vio a Lena bajar por los escalones portando un sencillo vestido verde a juego con sus ojos, tenía arreglado su maquillaje y llevaba unos pequeños zapatos de tacón haciéndola lucir de su mismo tamaño, en su hombro descansaba con elegancia su largo cabello y en el otro llevaba el bolso. Se veía preciosa, no podía quitarle los ojos de encima, ahí estaba ella, la mujer más perfecta que alguna vez conoció acercándose, tenía en frente a la sensualidad esculpida con excelencia, nadie creería cuando les contara que esa mujer fue por diez años militar.

- ¿Necesitas una servilleta, Danvers? - le preguntó divertida arqueando ligeramente su ceja.

- Podría necesitarla - comenzó a reírse tomándola de la mano. Lena solo sonreía enfocándose en sus bellos ojos.

- ¿Lista? - le preguntó sintiéndose de nuevo nerviosa.

- Estoy lista, amor - le sonrió tomando su bolso - Llévame contigo a donde quieras.

- Me gusta esa petición suya, señorita. Esta noche nos olvidaremos de todo, solo seremos tú, yo y una deliciosa cena - le sonrió con picardía empezando a guiarla hacia la salida - Después nos amaremos toda la noche, ¿qué dices?

- Que no puedo esperar para iniciar nuestra noche - comentó emocionada ante tales menciones, esa ojiverde la convirtió en una mujer apasionada.

Afuera las esperaba un chófer, uno que conocía, era de la familia Luthor. Miró a Lena con gran asombro, pues siempre manejaba. La ojiverde apartó su mirada del móvil y sonrió entendiendo la expresión de extrañeza en su rostro.

- No me apetencia conducir más esta noche, así que le pedí prestado a Arturo a mis padres - le respondió su pregunta mental dejando que ingresara primero - Buenas noches, Arturo, gracias por venir esta noche a recogernos. Te compensaré el día.

- Buenas noches, señorita Luthor - le regaló una sonrisa - Es un placer servirles, no me lo agradezca, ni tampoco se preocupe por lo segundo - él ya estaba informado de todo.

- Es una sensación extraña, es como si estuviera viajando en taxi gratis - Lena comenzó a reírse, Kara siempre lograba relajarla.

- Algo así, mi amor, algo así - le dio varias palmadas dulces en su rodilla - ¿Tienes hambre?

- Solo un poco - mintió, su estómago en realidad dolía del hambre.

- No lo creo, siempre tienes un hambre feroz - arqueó ambas cejas - Arturo, ¿podrías pasarme la bolsa de donas?

- Claro, señorita - sin apartar la vista del frente se la acercó.

- Gracias.

- ¿Te he dicho que eres la mejor? - le preguntó con la boca hecha agua tomando la blusa.

Riesgo De AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora