Capítulo IX

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Lena manejaba el auto escuchando las canciones malísimas que estaban sonando en la radio, unas que su acompañante se sabía de memoria, no porque las estuviera cantando frente a ella, sino porque ella misma le contaba. A la militar no le quedaba más que echarse a reír, claro, se ganaba unos buenos golpes en su rodilla por hacerlo, ¿cuál era la razón?, ninguna, solo le causaba gracia que tuviera una personalidad tan extrovertida y muy diente a la que su hermana proyectaba. Llevaban bastante rato dirigiéndose al lugar que decía la dirección, su acompañante parecía ponerse nerviosa cada vez más lo notaba, notó como se frotaba las manos distraídamente contra su vestido, en cambio ella estaba tranquila, conocía vagamente a Verónica, no haría ningún evento donde la policía pudiera atraparla.

— ¿Lena?

— ¿Sí, Kara? — la miró de reojo doblando a la derecha según lo indicaba el GPS del auto.

— Y, ¿si es una trampa? — tenía el miedo impreso en sus ojos —  ¿No te parece extraño que haya sido precisamente conmigo? — se frotó una vez sus manos contra el vestido.

— Kara, tranquila, no es una trampa. Mira por la ventana — Kara la obedeció.

Afuera había muchos carros lujosos estacionados, personas vestidas de forma elegante y con antifaces caminando hacia un callejón. La rubia respiró más aliviada girando su rostro hacia Lena que se había puesto el antifaz y le ofrecía el suyo.

— Bien, Kara. Antes de que entremos debes saber algo — la miró con seriedad viéndola ponérselo — Adentro debemos fingir ser pareja — Kara frunció un poco su ceño — Sí, sé lo que estarás pensando, pero debemos hacerlo solo cuando alguien nos mire con duda. Por ejemplo, Verónica con facilidad podría reconocerme, o cualquier otro que yo pueda conocer, ¿entiendes? — se quedó unos segundos en silencio notando como Kara se ponía tensa — Debes aprender a confiar en mí, somos un equipo.

— De acuerdo, lo haremos — soltó un suspiro resignada. "Todo sea por acabar con todo esto", pensó desabrochándose el cinturón de seguridad.

Lena estacionó el auto en un espacio alejado y con mayores posibilidades de salir rápido si hacía falta. Apagó el motor y se deshizo de su propio cinturón, con una pequeña mirada le hizo entender a Kara que esperara. Una vez puso un pie fuera del auto, acomodó su vestido por inercia, se dirigió con tranquilidad hacia la puerta del copiloto y la abrió extendiendo su mano para ayudarla a salir, una vez que ambas estaban afuera, dejaron que sus manos siguieran tomadas para caminar hacia el interior.

Todo el cuerpo de Kara temblaba, pero de los tres factores que estaban en juego, no sabía a cuál culpar. Sintió un pequeño apretón en su mano y con suavidad miró a la Marina que solo miraba hacia adelante como si nada estuviera pasando, se mostraba tan tranquila que, deseaba golpearla. "¿Cómo puede estar tranquila?", pensó tratando de relajarse lo mejor posible,  no quería que sus movimientos corporales las pudiera delatar.

Se detuvieron para mostrarle la invitación al gorila que cuidaba la entrada y este con un simple gesto levantó el cordón para dejarlas entrar. Observó con mesura los alrededores aprovechando que la militar se encargaba de guiarla hacia una mesa cercana. Habían tantas personas tomando copas de champagne y hablando que de momento no podía reconocer a ninguna.

— ¿Reconoces a alguien? — le susurró a Lena en su oído.

— Sí, a unos cuántos — agarró la cintura de Kara rotando las posiciones para ocultarse. Kara quiso girar su cuello para observar de quién se escondió, pero la ojiverde se lo impidió negando con su cabeza ligeramente.

En ese instante, frente se encontraba el mayor némesis y rival de la familia Luthor, Maxwell Lord. Ese hombre podría reconocerla con facilidad, hubo un tiempo en que quiso formar una alianza con Luthor Corp, pero gracias a que Lex descubrió sus veraderas intensiones, lo "desterraron" por completo, ya no podía poner un pie dentro de la empresa.

Riesgo De AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora