Capítulo IV

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Incrédula, esa era la palabra que definía a Kara Danvers. No llevaba ni un día conociendo a Lena Luthor y ya estaba ligada con ella, aunque fuera indirectamente. Todo gracias a los últimos eventos desconocidos en la playa, lo estaba. Pero no podía negar que fue amable con su hermana y con ella misma, bueno, en especial con Alex, ya que también admitía que no fue muy a portadora de ideas, solo disfrutaba devorar sus bocadillos que estaban sobre la mesita de café.

Durante el retorno a casa de sus padres, Alex no dejaba de molestarla con la Marina, hasta que aceptara su atractivo. Por poco terminó despertando a los vecinos cuando lo admitió en un grito para que calmar a su hermana, esta solo terminó riéndose escandalosamente por haber logrado su objetivo. Al final terminaron precalentando la cena que dejaron inconclusa, luego Jeremiah fue el encargado de dejarlos sanos y salvos en su casa. Había terminado tan agotada que, a penas puso su cabeza en la almohada se quedó dormida.

A la mañana siguiente, unos golpes a su puerta la despertaron. No necesitaba ser adivina para saber que se podía tratar de dos personas, Alex, o Samantha. En el transcurso de la madrugada tuvo que despertarse para atender a su pequeño que empezó a llorar. Gruñó contra la almohada antes de levantarse con algo de dificultad, miró qué hora era, 6:00 A. M. Suspiró con resignación, ya debía levantarse para preparar el desayuno y pronto despertar a su pequeño hombrecito. Frotó su rostro saliendo de la habitación para abrir la puerta.

— ¿Quién?

— Soy yo — contestó Alex. Kara rascó con cuidado su ceja y abrió la puerta — Buenos días, hermanita. ¿Mala noche?

— Buenos días — se hizo a un lado para dejarla entrar — No mucho, pero siento que el cansancio acumulado está pasándome la factura — Alex asintió con una media sonrisa.

— Yo haré el desayuno, ve por el pequeño hombrecito — Kara asintió regalándole una sonrisa de agradecimiento y se le alejó con un bostezo.

— Gracias — se perdió por el pasillo empujando despacio la puerta del cuarto de su pequeño.

Tyler estaba durmiendo con profundidad abrazando su oso de peluche favorito. Tenía su diminuta boca entre abierta, su pecho subía y bajaba con tranquilidad. Kara no quería despertarlo, pero debía hacerlo, en un par de horas debían irse.

— Mi príncipe, es hora de despertar — recargó su mano en la almohada para acariciar con lentitud su cabello dándole un pequeño beso en su cabello. El pequeño suspiró dormido — Abajo está la tía Alex, va a preparar el desayuno — El pequeño abrió uno de sus ojos para mirarla.

— ¿Pancakes? — Kara asintió soltando una leve risa. El pequeño asintió rascando sus ojos con la palma de sus manos para dejar de dormir.

Kara se levantó para darle su espacio y se dirigió hacia la ventana para correr aquella divertida cortina de sus fábulas favoritas. Regresó hacia el pequeño para cargarlo entre sus brazos, como era costumbre, ella le enseñaba como lavar sus dientes (aún de leche), así como su rostro.

— Irás con la abuela, me contó que te prometió llevarte al zoológico — los ojitos azules de Ty se iluminaron y comenzó a sonreír con pasta dental en su boca.

— ¡Ya está el desayuno! — el olor a café recién hecho no tardó en llegar.

— Termina de lavar tus dientes, mi amor — le acarició el cabello naciente de su nuca — Pronto debemos ir a que te hagan un corte de cabello.

Kara agarró su propio cepillo de dientes (que tenía en ese cuarto de baño), para lavar los suyos. Pasados unos cinco minutos salieron felices de tener su boca limpia.

Riesgo De AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora