Capítulo 21: La muerte de Riddle.

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Una vez que Lúmina depositó a Fini en las escalinatas del castillo, estuvieron un par de minutos discutiendo. Ya que Fini le pedía que regresara a Rumania y la dragona se negaba rotundamente. Pero al final con voz enérgica la bruja ordenó que se pusiera a salvo. Y Lúmina obedeció a su princesa. Tras ver alejarse volando a la dragona, Fini ingresó al castillo.

Una vez que pisó el gran comedor convertido en sala de hospital. Pasó entre los alumnos, maestros y todo aquel que haya querido pelear en esta guerra, y vio que muchos heridos estaban siendo curados. Y que varias personas llevaban los cuerpos de los fallecidos a otros salones. Fini caminó hacia el fondo de aquel inmenso salón cuyo techo reflejaba por medio de un encantamiento los primeros rayos de sol de aquella mañana.

Al llegar al final, se encontró con toda su familia. Los Weasley la recibieron con mucho afecto abrazos y besos por doquier. También entre ellos se encontraba Marcus que la saludo con asombro por verla allí. Fini le dijo que no se preocupara por Giselle, que ella estaba a salvo en Rumania. En el piso estaba Fred con una pierna vendada.

- Después que saliste corriendo, me di cuenta que me dolía un poco. Y al llegar acá Madame Pomfrey me dijo que no estaba rota pero si con un gran golpe. Así que decidió vendar la pierna. –

- Bueno debes tener cuidado de no hacer malos esfuerzos. Estoy feliz que verte bien Fred. – el joven sonrió y Fini se puso de pie.

- ¿Dónde está Charlie? –

- Ah en un momento regresa. – dijo Arthur y pasando su brazo por los hombros de la chica con una sonrisa terriblemente forzada intentó llevarla hacia otro lado.

- Arthur, no soy tonta, ¿Dónde diablos esta Charlie? – y justo en ese momento vio que entraba al gran comedor abrazado de una joven muy atractiva. A pesar de la pinta sucia que llevaba tenía un hermoso rostro en forma de corazón y el cabello por los hombros de un color violeta eléctrico. Era casi tan alta como Charlie y tenía una figura envidiable. Ambos sonreían alegremente, y caminaban hacia ella enroscados en una amena conversación sin darse cuenta que ella los miraba. A Fini le picó el terrible bichito de los celos y mezclado con las hormonas que revolucionaban su cuerpo embarazado, comenzó a llorar en silencio. Charlie al verla le dijo algo a la joven, esta asintió y él corrió hacia ella. Intentó abrazarla pero Fini se hundió más en los brazos de su suegro sin dejar que su marido la tocara. Por suerte el único que presenciaba esa escena era Arthur.

- Mi amor ¿qué pasa? Ven. Quiero abrasarte. – Fini miró a Charlie como si fuera un perrito abandonado y muerto de miedo, pero tras unos segundos, se recuperó de su shock de verlo con otra mujer tan feliz y contento. Se deshizo de los brazos de Arthur y se dio vuelta para salir de ese lugar. Escuchaba tras ella los pasos de su marido. Cada vez caminaba más rápido parecía que iba a echarse a correr cuando una mano la tomó por el brazo y la giró violentamente. Haciendo que chocara contra su pecho fuerte, Charlie volvió a repetir con voz grabe y ronca - ¿Qué pasa? -

- No quiero volver a verte –

- ¿De qué rayos hablas? –

- De que no quiero verte, ¿cuán difícil es entenderlo? –

- Y se puede saber ¿por qué? – la cara del mago se había puesto tan pálida como la nieve.

- ¿Acaso no es evidente? Yo vengo te salvo de una loca que te tiene bajo la maldición imperius. Vaya a saber qué cosas podría haberte hecho y luego matarte. Arriesgo mi vida por ti y tú aquí divirtiéndose con chicas. – la rabia que tenía era palpable. Si encendían un fosforo explotaba el castillo.

Me Enciendes. [RESUBIDA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora