Capítulo 13: Amigos ruidosos.

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La tarde había seguido su curso, y el cielo ya estaba oscureciendo. Como una paleta de acuarelas que iban de azul ultra mar a celeste, se podía ver por toda la superficie que iba a ser una noche estrellada. La brisa de verano recorría el patio. Daba gusto estar allí asique decidieron cenar afuera. Ginny propuso hacer algo de comer como regalo de bodas ya que como se había hecho en forma inesperada, no habían tenido tiempo de hacer un buen regalo. George que también se le daba bien la cocina, la acompaño.

- Mamá, papá. Ustedes descansen. Nosotros sacaremos la mesa y las sillas afuera. – propuso Charlie.

- Buena idea. La noche es hermosa. Vamos. – Dijo Fred. Cuando Fini llevó el ultimo bol de ensalada se sentó al lado de su ahora marido. Él se acercó y le depositó un tierno beso en la mejilla.

- Tengo tu anillo en Rumania. Recuerdo que lo dejé en el abrigo que llevé cuando lo compré. Me lo saque para ir a bañarme y después mis recuerdos fueron borrados. Al otro día guardé el abrigo y allí quedó. - Fini le devolvió el beso en la mejilla y le contestó,

- No te preocupes. Lo que más quiero está aquí conmigo. –

- Te amo. – dijo Charlie susurrando.

- Y yo te amo a ti. – De repente Fini se sobresaltó. – No les hemos avisado nada a Giselle y a Marcus. De seguro ellos sí podrían haberse aparecido hoy. Están en Londres, apuesto a que Giselle se va a enojar. -

- Oh... no te preocupes por ellos ya los veremos cuando regresemos a Rumania. Estoy seguro que esos no se separan más. –

- O quizás los veamos antes. Yo tengo que ir a buscar mis cosas al departamento... –

- ¿Perdón? ¿Tienes un departamento? – preguntó Charlie sorprendido.

- Claro... ¿Dónde creías que viví todos estos años? ¿En San Mungo? –

- ¡Ja... graciosita! No claro que no ibas a vivir en el hospital. A lo que me refería era que estuvimos escondiéndonos de mi madre todo este tiempo ¿Y tú teniendo un departamento para hacer lo que quisiéramos? –

- Bueno... pero fue divertido ¿O no? –

Un par de horas después los recién casados se despedían de los que quedaban en la Madriguera. Tanto Molly como Arthur les pidieron que se cuidaran mucho ya que estaban pasando cosas muy desagradables en Londres. Y les insistieron que cuando llegaran a Rumania les escribieran para saber si habían llegado bien.

Charlie y Fini fueron hasta los límites de la madriguera donde ya no se encontraban los hechizos de protección y saludaron a la familia antes de dar el último paso, y que la casa desapareciera de su vista. Fini tomó la mano de Charlie y este le dijo,

- Guíame preciosa. – Y justo cuando ella cerró los ojos pensando en el edificio donde estaba el departamento que alquilaba, Charlie esbozó una sonrisa malévola y la apretó contra él para besarla. Así se aparecieron en el pasillo desierto del edificio. Apretándose contra la pared sin darse respiro. A ambos lados había dos puertas una marcaba "A" y la otra "B". – Dime hacia dónde. – dijo Charlie apenas despegando los labios de los de ella.

- B. – fue lo único que pronunció ella subiéndose a upa de él. Ambos entraron a trompicones, intentando sacarse la ropa que tenían. Pero la voz de una mujer los detuvo en seco.

- Aaaaah siiiii. – Tanto Charlie como Fini se quedaron helados escuchando los gemidos. – así así si si Marc. – Fini bajó de los brazos de Charlie con cara sorpresa tapándose la boca con ambas manos.

Me Enciendes. [RESUBIDA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora