¬ Tobio uke one-shtos.
Porque el rey de la cancha, es, sin duda alguna, un genio digno de reconocer.
° Tobio uke/bottom/pasivo.
° Historia 100% original mía.
° One-shots del manga/anime "Haikyuu". Uso de universos alternativos.
° Las imág...
Especificaciones: Donde Suguru y Tobio ahora son sobrevivientes de un mundo postapocalíptico.
- Lemon: Sí.
- Advertencias: -
- Palabras: 3498.
- Dedicado a: lamujerdesenju.
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Narrador omnisciente.
La oscuridad de la noche no ayudaba en nada a Tobio, pues cuando huyes de una horda de zombies no ver normalmente resulta contraproducente. Cayó al suelo de pronto, no se percató de la caja que se interponía en su camino. Cuando quiso levantarse un fuerte dolor en el tobillo que lo impidió, volvió a caer.
Su respiración errática aumentó cuando escuchó aquellos terroríficos sonidos con los cuales los muertos anunciaban su llegada. Gateó un poco hasta los aparadores de una tienda a unos metros de donde cayó, se apoyó en la pared para levantarse y tuvo que morderse el labio inferior para no soltar alguna maldición ante el dolor de su pie izquierdo al apoyarse. El cristal estaba roto, así que entró al lugar esquivando un par de maniquíes.
Rogaba que la tienda estuviera vacía, pues no estaba en condiciones para tratar con algún zombie, además de no tener nada para defenderse. Llegó hasta lo que solían ser las cajas y se escondió tras ellas.
(...👑...)
Suguru rondaba las calles de lo que alguna vez fue la bella ciudad de Tokyo en busca de suministros para el resto de la semana, pues había encontrado un buen escondite temporal. Pateó una lata que se encontró en el camino, aburrido de asaltar locales por toda la zona.
Suspiró, el sol lo estaba matando. Mínimo sabía que estaba a salvo, por la madrugada había visto una horda pasando por ahí, pero se habían largado horas antes del amanecer, así que estaba seguro que las calles estarían vacías, normalmente los zombies se movían en manada, exceptuando a aquellos que quedaban rezagados por ahí, pero una sola de esas cosas era casi inofensiva.
Cuando estaba por volver a su refugió vio algo que le llamó la atención. A unos metros de él podía ver una tienda de ropa cara que en algún momento cualquier jovén de la ciudad deseó usar, dentro de ella se encontraba un maniquí con una linda sudadera amarilla de marca. Bueno, si cuando el mundo aún no se iba al carajo por la infección no pudo usar eso, al menos se vería con estilo en el apocalipsis.
Inspeccionó el lugar con la mirada antes de entrar, parecía estar vacío. Tomó la prenda del maniquí y se la probó, le quedaba ligeramente grande, pero nada que fuera excesivamente molesto. No tenía prisas en irse, así que decidió darle la vuelta al local, agarró la ropa que le gustó, uno que otro par de zapatos, incluso algo de joyería, amaba los anillos. Metió todo lo que pudo en su mochila, pero aún le faltaban un par de jeans que no cupieron, así que fue en busca de una bolsa a las cajas. ¿Cuál fue su sorpresa? Encontrar a un chico pelinegro dormido detrás de estas.
