Cuatro

542 86 1
                                    


Catorce y trece.

—¿Y quién te gusta ahora? —preguntó el mayor mientras completaba su tarea.

Ambos chicos estaban en el patio de la escuela, alejados de los demás, bajo un árbol, mientras el mayor completaba su tarea, el menor comía una manzana que le había dado su madre.

—Es una niña de mi clase, no sé si la conoces... —contestó simple el menor mientras se recostaba en el suelo—. Se llama Kim Jennie, ella me ayudaba con inglés y bueno.

—Oh, la conozco —dijo el mayor sin quitar la vista de su cuaderno.

—Otra vez te gané —se burló el castaño—. ¿De verdad no te gusta alguien?

—Cállate, Piojoso —exclamó algo enojada el mayor—. Ya te dije que no me gusta nadie...

Jeno odiaba hablar sobre esas cosas, ya que el menor siempre lo molestaba, muchas veces se replanteaba si de verdad no le gustaba nadie, pero nunca se sentía atraído hacía ninguna persona.

Luego de unos minutos sonó la campana, indicándoles que ya era hora de volver a sus cursos, el pelinegro comenzó a guardar sus cosas en su mochila y antes de que hiciera el mínimo esfuerzo para levantarse el menor lo agarró del brazo, evitando que este se levantara de su lugar.

—¿Podemos saltarnos las clases? —preguntó el menor mirando fijamente al pelinegro—. ¡Por favor! —suplicó mientras hacía puchero.

—No lo sé, Piojoso, terminé de completar mi tarea y debo presentarla.

—No seas malo. No seas gruñón.

El menor no le quitó la mirada de encima a su amigo, no iba a desistir. Juntó sus dos manos y pestañeo rápidamente, tratando de usar sus encantos para convencer al mayor, abultando sus labios y poniendo esos ojitos de perritos, nadie se le podía negar

—Está bien, pero es la última vez, Jaemin —advirtió el pelinegro.

—Gracias, Nono, eres el mejor —el menor abrazó fuertemente al otro—. Ven, vamos más lejos, así no nos vea nadie.

El menor arrastró a su amigo hasta un gran árbol que estaba cerca de la pared que separaba la escuela de la calle. Los dos chicos se sentaron bajo el árbol; Jeno apoyado en el tronco del árbol y Jaemin recostado con su cabeza en las piernas del mayor.

—Ya no eres tan gruñón, Nono —habló en un tono bajo el menor, mientras levantaba su mano para correr unos cabellos de la frente de Jeno.

—Y tú sigues siendo un piojoso, Piojoso.

𝘊𝘰𝘰𝘵𝘪𝘦𝘴 ─ 𝙉𝙊𝙈𝙄𝙉Donde viven las historias. Descúbrelo ahora