𝘊𝘰𝘰𝘵𝘪𝘦𝘴 ─ 𝙉𝙊𝙈𝙄𝙉

Doce

Diecisiete y dieciséis.

—¡En sus caras, idiotas! —celebró el castaño mientras arrojaba el joystick en el sofá.

Los tres amigos se encontraban en la casa del canadiense jugando videos juegos y como era de esperarse, Jaemin había ganado.
El mayor de los tres se encontraba muy nervioso, no solo había invitado a sus amigos a pasar el rato, sino que en realidad quería contarles de su relación con Donghyuck, aunque Jeno ya lo sabía de ante mano no podía evitar que los nervios lo carcomieran.

—Chicos, debo contarles algo —dejó el joystick en la mesita del frente y volvió a su posición anterior en el sofá.

—¿Qué es? Suéltalo —Jaemin lo miraba atentamente.

Jeno ya sabía lo que el mayor iba a decir y debía admitir que también se encontraba nervioso y ansioso por la reacción del menor.

—B-Bueno... Yo hace u-un tiempo que estoy saliendo con Donghyuck... —habló en un susurro el mayor.

—¿Con Lee Donghyuck? —preguntó el menor sorprendido.

El canadiense nada más asintió.

—Wow —dio una mirada rápida al pelinegro—. Pues, me alegro mucho por ti, se notaba que le gustabas.

—¿No te disgusta?

—¿Qué? No, claro que no, Mark, nunca me disgustaría por algo así, tienes mi total apoyo —contestó el menor mientras colocaba su mano en el hombro del mayor.

—Yo también te apoyo, Mark —dijo Jeno con una sonrisa—. Espero que les vaya bien, hacen linda pareja.

—Gracias, chicos esto es muy importante para mí.

Luego, Mark comenzó a contarles como se dieron las cosas entre él y Donghyuck, tanto Jeno como Jaemin se encontraban felices por su amigo.

—Bueno, ya que estamos de confesiones, quiero decir algo también —habló repentinamente el castaño.

Los dos mayores lo miraron expectantes a lo que el menor les iba a decir.

—Hace poco me comenzó a gustar un chico... —el menor era un manojo de nervios—. Es Huang Renjun, el chico que de intercambio, comenzamos a hablar hace poco y creo que me gusta.

El grupito de amigos quedaron en un silencio total, el pelinegro quedó atónito, si antes suponía que no tenía oportunidad ante su amigo, pues ahora menos. El canadiense notó la tensión en el aire por lo que pronto dijo lo primero que se le vino a la cabeza.

—Genial, eso es genial... Se ve que es agradable.

—Sí, lo es —asintió emocionado—. ¿Qué piensas tú, Jeno?

El pelinegro salió de su trance para mirar al menor, quien esperaba alguna palabra o aprobación de su parte, pero a él no le parecía, él no quería que Jaemin esté con Renjun o con otra persona, pero no podía hacer nada porque era un cobarde a quien le daba miedo confesar sus sentimientos.

—Mientras tú estés feliz, está bien...