𝘊𝘰𝘰𝘵𝘪𝘦𝘴 ─ 𝙉𝙊𝙈𝙄𝙉

Diecinueve

Dieciocho y diecisiete.

—¿Te gusto? —susurró el mayor.

—E-Eso creo... —respondió Jaemin mientras se acercaba a su amigo—. ¿Pu-Puedo besarte?

Esa pregunta tomó por sorpresa a Jeno, sin poder soltar palabra se limitó a asentir con su cabeza. El menor le regaló una sonrisa y cortó la distancia para poder besarlo.

—Siente como late —susurró el castaño agarrando la mano del mayor y apoyándola en su pecho.

—¿Es por mí? —el rostro de Jeno estaba como un tomate.

—Al parecer...

[...]

Ambos se saltaron las clases que les quedaban y se quedaron bajo ese árbol hablando y aclarando algunas cosas.

Jaemin le contó sobre su confesión a Renjun, cuando lo hizo fue directamente rechazado, ya que el mayor era heterosexual y además, tenía una novia fuera de la escuela, luego las cosas ya no fueron iguales y se sentían incómodos el uno con el otro, por lo que decidieron que lo mejor era tomar distancia. Y tras las insistencias de Jaemin, el mayor terminó contándole como fue que él comenzó a gustarle, el pobre de Jeno moría de la vergüenza.

—Todo esto se siente extraño y no sé cómo se darán las cosas entre nosotros, pero tampoco quiero apresurar todo ni presionarme —comentó Na, un poco apenado.

—Está bien, no te obligaré a nada ni te apresuraré, te esperaré... —aseguró el mayor—. Y si esto no funciona, está bien.

—Gracias por entenderme, Jeno.

El mayor le regaló una sonrisa sincera y depositó un pequeño beso en la mejilla de su amigo.

—Tenía razón al decir que tu amor es como un virus.

—Sí, y ningún doctor puede curarlo —río Jaemin—. ¿Ya no te asustan mis piojos?

—No, ahora los adoro —bromeó el mayor.

[...]

Pasaron unos meses desde que ambos habían confesado sus sentimientos, las cosas seguían normales entre ellos, aunque ahora eran más cariñosos y de vez en cuando se robaban uno que otro beso.

Ambos dos se encontraban en la casa del menor, exactamente en su habitación. La madre de Jaemin se encontraba en el primer piso de la casa, por lo que trataban de no ser tan ruidosos ni levantar sospechas.

Supuestamente, estaban viendo una película, pero la realidad era que solo estaban en la cama del menor y compartían un tierno beso. Ellos seguían en su mundo hasta que sintieron unos pasos en la escalera y rápidamente se separaron, poniéndose en posiciones creíbles y limpiando un poco sus labios. Por la puerta se asomó la señora Na con una sonrisa.

—¿Cómo están mis bebés? —preguntó la mujer.

—Estamos bien, ma. Viendo "Frozen"...

—"El Origen de los Guardianes" —corrigió Jeno.

—Ah... Sí, eso —habló nervioso.

—Oh, bien —la mujer le restó importancia—. Quería recordarte que hoy vamos a cenar en los Lee.

—Claro, ma.

La mujer le sonrió a ambos y salió de su vista, se escuchó nuevamente las pisadas en la escalera dando a entender que había bajado al primer piso.

El menor comenzó a reír de los nervios mientras el pelinegro soltaba el aire que tenía acumulado en el pecho.

—Nono, por poco y nos atrapan —rió Na mientras se recostaba en el colchón.

—Es tú culpa por estar besándome a cada rato —reprochó el mayor en broma mientras se acercaba al castaño y volvía a besar sus labios.

—Oye, espera —alejó a Jeno y se levantó para abrir el cajón de su mesa de noche—. Tengo algo para ti.

Jaemin sacó una pequeña caja roja del cajón, con una sonrisa se la entregó a Jeno, éste sin poder creer que fuera para él la aceptó, al abrirla había una cadenita la cual portaba un dije con su inicial.

—¿Qué es esto?

—Es un pequeño presente para pedirte que salgas conmigo —el menor era un manojo de nervios—. Si no te sientes listo, simplemente puede ser un collar de amistad. Aquí tengo el mío —de debajo de su camiseta sacó su collar.

El pelinegro estaba atónito, no sabía si era una broma o su amigo iba en serio. Una sonrisa apareció en su rostro, sin poder esconderla comenzó a asentir.

—S-Sí, sí quiero...

El menor se abalanzó sobre su mayor y lo abrazó, la felicidad inundaba su cuerpo. Comenzó a dejar besitos en los labios de su ahora novio.

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este ya es el penúltimo cap gente :')