"Ninja, desu ka?"

Capítulo 10: Instintos desatados

10-Instintos desatados

**Tensa**

Siento el temblor de mis propios ojos celestes, abiertos de par en par, mientras esos ojos rasgados, cristalinos, me observan imperturbables, serios, fríos como el hielo sin apenas pestañear. Yo...le reconozco...mi mente...sabe quién es...es como si pudiera sentirlo dentro de mí...en el cosquilleo de mi cuerpo...en el fuerte latido de mi corazón....

--Flashback—

-Toshiro-nii...¡¡Toshi-nii!!!- grito el nombre de mi mellizo en medio de la ventisca fuerte de nieve que nos rodea. La aldea del crisantemo está cubierta de nieve, es uno de los inviernos más fríos que recuerdo en mi corta vida, pero sin embargo mi hermano apenas lleva un yukata ligero mientras camina descalzo por la nieve dejando sus huellas al pasar. Su cabello tan blanco como la nieve que le cae, parece envolverse con el paisaje y sus ojos celestes, idénticos a los míos, me miran con tristeza y nostalgia al mismo tiempo.

-Baaaaka, no me sigas o te congelarás, sabes que tengo que irme-

- ¿Porqué? ¿por qué tuviste que ceder ante ese monstruo? - aprieto mis puños al recordar el día que cumplimos trece años, cuando fuimos a jugar al bosque y le perdí de vista un instante. Largas horas de agonía pasaron mientras mi padre y mis hermanos buscábamos incesantes a Toshiro hasta que al anochecer apareció sano y salvo acompañado de un dragón de hielo enorme, el cual llevaba a mi hermano en su lomo medio dormido.

"Su compañía a cambio de haberlo salvado". El dragón, un ninja bestia mitad humano y mitad animal, no se conformó con el agradecimiento de mi padre tras haberle devuelto a su hijo pequeño a casa. Todo aquel que pisa el terreno donde dominan las bestias, pasa a ser de su propiedad. Mi hermano lucía un mordisco en el cuello, símbolo de propiedad al dragón, un sacrificio a él tras haberle salvado. Ese monstruo se transformaría en su pareja, su dueño, el padre de los hijos que le diera mi hermano pese a su corta edad. Y Toshiro aceptó...sin quejarse ni echar la vista atrás....

-Siempre que nieva, vengo a visitarte, Tensa-nii. Pero he de volver a casa-

-Este es tu hogar...tu familia está aquí, con nosotros...ya son dos años lejos de nosotros, de mí...¡¡aún puedes regresar aquí!!-

-Estoy esperando un hijo, Tensa-nii- abro los ojos de par en par cuando mi hermano me susurra eso posando una mano sobre su vientre con gesto algo enfadado. –Aún no me he acostumbrado a decirlo, pero quería que tú lo supieras...-

-No...no puede ser...ni siquiera hemos cumplido quince años...Toshi-nii...aún somos niños...ese monstruo no te ha respetado ¡¡¡te ha vejado!!!-

- ¡Ese monstruo es mi pareja! – enmudezco al ver el gesto de cabreo de mi hermano que aprieta los dientes con dolor. –No es como pensáis...él me quiere de verdad y tú sabes que cuando uno de ellos se une a uno de nosotros, es para siempre...su poder y el mío...están conectados...él es parte de mí como yo de él y este hijo es el fruto de nuestra unión...-

-Toshiro-nii...- susurro su nombre con lástima mientras mi hermano resopla y me da la espalda alejándose de mí, refugiándose entre la ventisca. Apenas...le reconozco...mi hermano, el temible Toshiro, siempre ha sido un niño muy serio, bastante cabezota y con mal carácter, aunque muy inteligente y audaz para su corta edad. Mi padre lo llamaba el hijo prodigio, porque enseguida mostró su poder. Él...controla uno de los elementos de la naturaleza, el agua...que puede transformar en hielo para atacar gravemente a sus enemigos y yo...aún no había dado muestras de ningún poder, aunque siempre quise ser como mi mellizo...al que consideraba mi otra mitad y ahora esa mitad la ocupaba esa bestia que me lo arrebató para siempre porque ese bebé que mi hermano esperaba...jamás llegó a nacer. Tanto mi hermano como esa criatura...cerraron los ojos para siempre el día del alumbramiento el día en que la nieve empezó a derretirse...dejando en un eco frío y escalofriante los gritos del dragón que lloraba su pérdida....