Capítulo 1

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Desperté con un dolor de cabeza, era la quinta vez en esta semana que tenía ese mismo sueño. Soñaba con esa pobre niña de mi escuela. Maldije miles de veces haber visto ese correo electrónico días atrás.

No creía alguna vez regresar a mi instituto. Máxime al ver que Abril había dado asistir en el botón de Facebook, desde esa noche, nunca la volví a ver. Ella no llegó a la entrega de diplomas de fin de año, y luego a los cinco meses tampoco se presentó en la liquidación de bienes estudiantiles.

Siempre, y por lo largo de seis años, me pregunté qué sería de su vida. Ella siempre fue la astuta de todos en el salón. Nunca la busqué porque no me interesaba tener nada más con ella. Con la única persona que mantenía contacto de mi juventud era con Bruno, mi loco amigo, casi hermano.

Me levanté de la cama para dirigirme a mi portátil, corroboré la hora, y no pasaba más de las dos de la mañana; abrí la página en el explorador, y mis dedos picaban por teclear su nombre en el buscador de personas en la red social que teníamos en común.

Rápidamente encontré su perfil. ¿Cómo era que no la había visto antes, acaso era un completo ciego? Cuarenta amigos entre los dos debieron pesar en alguna vez aparecer en personas que tal vez conociera. Cuando le di clic a su foto de perfil, mis ojos brillaron al ver a esa joven que ahora era una mujer; pero qué mujer, siempre mantenía su cabello corto, pero con más estilo. Corto de la parte trasera cayendo a lo largo por la parte de frente, un pequeño fleco adornaba su frente. Ahora su cuerpo pequeño tenía curvas provenientes de todos lados, por un momento recordé como su seno cabía cómodamente sobre la palma de mi mano, pero ahora sería imposible al verlos tan grandes.

«Para, Kenneth, estás pensado de manera pecaminosa en ella. Abril, la que dejaste aquella noche, y ni siquiera llamaste para ver si había llegado bien a su casa»

Tenía razón, de seguro ella estaba casada. ¿Cómo no lo estaría?

Cualquier hombre quisiera despertar a su lado. Menos yo, me corregí de inmediato. Seguí revisando con ímpetu su vida personal, pero vi que no tenía anillo de casada, ni siquiera una foto con algún pretendiente. Solo eran fotos de libros, y frases de superación personal. Una foto con su madre, en el día de la madre; y una con su gato llamado «lestrange».

Esta mujer era una completa ermitaña, la verdad no había cambiado nada. Nuevamente, imágenes de sus aburridos libros que siempre cargaba en sus manos. Todos se burlaban de su poca feminidad, y de la falta de autoestima que se cargaba.

Ahora veía que estos últimos días, todos nuestros compañeros daban me gusta a sus fotos. Esa sonrisa que mostraba sus dientes, aún tenía ese lunar en su labio inferior, reí al acordar cuando lo mordí en esa ocasión. Dios, la duda me invadía.

Le di a la opción de mensajes, ella estaba conectada. Quise comenzar a escribir, pero ¿qué podía decir? «Hola, ¿te acuerdas de mí?». Obvio que sí, o tal vez no.

Confundido, nuevamente como esa noche. ¿Qué me pasaba? ¿Cómo una simple mujer venía a revolver mí ya ordenado mundo? No tenía la perfecta, pero sí amaba mi vida llena de emociones. No tenía una carrera, pero sí un buen trabajo. No tenía una familia, pero sí mujeres por doquier. No necesitaba nada más.

No necesitaba que una mojigata con un gato de nombre dudoso, viniera a enredar mis planes y mis sueños. Molesto, cerré la pantalla del portátil, y sentí como unas manos frotaban mis tórax, noté sus enormes uñas que, de una manera poco seductora, caminaban por mi cuerpo.

—Bebé  —dijo la voz femenina detrás de mí—, ¿qué haces despierto?

Era Meli o Neli. Mi compañera de trabajo, una rubia con muchas más curvas que Abril; me burlé al pensar que deseé a Abril cuando la mujer que besaba mi cuello tenía dos o tres veces más pasión de lo que podía tener mi ex compañera.

—Nada, osita—Sí, siempre usaré ese diminutivo, así no tengo que aprenderme los nombres de quienes ya han estado o estarán conmigo—. Ven, vamos a la cama que ya me dieron ganas de enterrarme en ti de nuevo.

Sueños de Juventud (SDI #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora